Al niño que tortura al gato de la casa vecina le espera un gran futuro. Su mamá le ama, su papá también. Viven en una linda casita blanca con dos columnas. Los setos recortados y los árboles preservan una sobria dignidad hasta cuando le grito que pare.
Se sienta a solas en los peldaños de la puerta trasera, con aire dulce y despreocupado. No se ve al gato por ningún sitio. Hace un tiempo magnífico.
Charles Minic, El monstruo ama su laberinto
(Traducción de Jordi Doce)
Imagen: Balthus