Blog del escritor Juan Luis Seisdedos. --Aquí hay de todo. Si estás interesado deberías dirigirte al Índice. --Por arte de birlibirloque algunas fotos han desaparecido. Habría que preguntarle a Google. Yo lo he intentado, pero no contesta.
lunes, 23 de marzo de 2009
En Guethary
Un domingo hermosamente soleado pero con un aire frío del norte; lástima de un foulard ligero. La localidad costera está concurrida. Gente aquí y allá, en plan tranquilo, sin voces ni estridencias, niños jugando al aire libre, jovencitas paseando displicentes, pescadores, familias…
Desconocía el museo. Aún está cerrado. Tiene un jardín en pendiente muy agradable, con un frontón en un lateral y algunos juegos infantiles. Está sembrado de esculturas.
Se celebra un animado vide grenier en el frontón. Hay un poco de todo, como puede apreciarse. La gente pasea con calma entre los puestos. Hay una cierta distensión en el aire, un vive y deja vivir, un respeto, que no puede sino complacerme.
El mar azul, apenas unas manchas blancas de olas. Las terrazas muy concurridas a esta hora del mediodía, igual que los restaurantes -a pie de los acantilados- que ya han iniciado la temporada.
Frente al mar (toda el litoral está protegida ecológicamente), a la derecha, Biarritz
A la izquierda, en la lejanía, una perspectiva inhabitual del Jaizkibel y el cabo de Higuer.
En la entrada el monumento a los caídos en las dos guerras mundiales, obra del escultor Maxime Real del Sarte.
La página oficial incluye un video sobre el jardín del museo.
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Muy interesantes todas tus últimas entradas, Juan Luis. Geografía humana por todas partes. Lo de Jacinto Olave particularmente. La imagen con las gafas a lo Azaña (se ve que era el modelo óptico general de la época) y la boina, como Zuloaga, como Unamuno. Un aire muy de esa época, una marca de la casa.
ResponderEliminarMe hace gracia lo que comentas de que en la época de Olave en Eibar no sabían promocionar su existencia, valorarla más. Supongo que sus contemporáneos gárrulos de Eibar te contestarían, ¿para qué? ¿no hace lo que quiere?, pues ¿qué más puede pedir? Y no les faltaría razón, seguramente.
La gracia está en hacer lo que uno quiere, lo que a uno le gusta. Y que le dejen en paz. Seguramente Jacinto Olave lo consiguió.
Dos pueblos con el mismo nombre. Como hay tantos. Pero que estén a un lado y otro de la frontera, tan cerca uno del otro, y llamándose prácticamente igual, es un poco más raro, ¿no?
Saludos afectuosos.
Gracias, Pedro. Es verdad que estoy empezando a "hacer figuras". Es complicado para un tímido, no creas.
ResponderEliminarEl pintor Olave es muy de su época, claro, y recuerda, en efecto, a los que citas. En parte tienes razón. Hizo lo que quiso. ¡O lo que pudo!
Lo de los pueblos con el mismo nombre es curioso. Yo no he encontrado la razón. Tal vez algún linguista...
Un abrazo.
Esta entrada es muy de mi gusto. Gracias por compartir ese delicioso paseo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Glo.
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