jueves, 7 de mayo de 2009

El monasterio de Poblet

Fotos desaparecidas. Disculpen la molestia.

Admiro el Císter. Por encima del Románico y del Gótico. Me cautiva la pureza de sus líneas, su severidad y austeridad, su desnudez. No podía dejar pasar el monasterio tarraconense de Poblet.La siguiente visita –en catalán- estaba programada para tres cuartos de hora después de mi llegada. Pregunté en recepción qué podía ver por mi cuenta: la iglesia y el museo, me dijeron. Vale.

Me fui a dar una vuelta. Al entrar me crucé con un grupo de jubilados que terminaba la visita anterior. Había unas obras que emitían un ruido horripilante. De la iglesia sólo pude ver la mitad de poniente. Una reja estratégicamente situada impedía acercarse hasta el retablo y el altar. Del museo no pude ver nada: me habían informado mal: sólo podía visitarse en grupo, es decir, previo pago de seis euros.

Regresé a la tienda y librería. Busqué un libro en castellano sobre el monasterio. No había ninguno. Sólo había unos folletitos que valían su peso en oro. Los precios de la tienda eran de un laico y mundano que tiraba para atrás. Lo último que me apetecía tras estas primeras impresiones era sumarme a una visita en catalán.

Antes de irme me compré un par de botellas de vino. Me las he bebido en honor de san Bernardo.


2 comentarios:

  1. Anónimo7/5/09 10:24

    Veo que el viaje por Cataluña ha sido de lo más completo. Lo que más envidia; sana, si es que hay de esa, es la vuelta que te diste por el Delta del Ebro.

    Anonimo Garcia.

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  2. Es terrible lo que está pasando en este país. Terrible...

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