jueves, 30 de julio de 2009

Días de verano

Esos inquietantes días veraniegos envueltos en bruma y sirimiri. Los turistas rondan por los alrededores de la playa sin saber qué hacer. Gente por todas partes. Estos días húmedos del verano, deliciosos para la tierra seca, odiosos para los amantes del sol, con el encanto de los refugios desde los que ver caer suavemente la lluvia. Pasear junto a la playa y sentir envidia de los pocos bañistas, mecidos en una mar tibio de leves olas.
   Esta situación puede durar unas horas o unos días, hasta que, de pronto, sale el sol y la marea humana irrumpe por doquier, lo anega todo. Tienes que andar por las calles más solitarias para estar un poco tranquilo, pero no puedes resistir la tentación de asomarte a la multitud. Para volver a huirla.


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