domingo, 12 de julio de 2009

El tuteo

Hace algunos meses descubrí el nuevo blog de un escritor, al que había leído años atrás. Cosa rara que un escritor consagrado se ofrezca graciosamente a sus lectores en un blog propio. Se me ocurrió enviarle un comentario para felicitarle, pero cometí la increible torpeza de tutearle. ¿Por qué lo hice?, me pregunto ahora. Se me ocurren dos razones: la primera, que su edad es sólo algo superior a la mía; la segunda, que yo imaginaba –tras leer sus dietarios- que se trataba de una persona despreocupada de estos pormenores protocolarios. Yo observaba que el autor contestaba a la mayor parte de los comentaristas, pero ignoraba olímpicamente mi mensaje. El escritor nunca respondió a mi saludo.

Ya había olvidado el asunto cuando, merced a otro comentario, comprendí que el escritor consideraba el tuteo como una falta de respeto, como un exceso de confianza, como una agresión (nada menos). Al fin se descubrió el misterio. Me recordó a un acomplejado profesor del colegio que un día estuvo a punto de reventar porque un alumno había olvidado el preceptivo “don” al dirigirse a su persona. Nunca lo hiciera. Don Rafael nos explicó, al borde de la congestión, que el “don” debía aplicarse a todos los bachilleres. Hoy suena como a leyenda urbana.

*

Todo el mundo tiene una opinión sobre cualquier cosa. Hoy día sin tus opiniones no vas a ninguna parte. Pero carecer de opinión puede ser un encomiable acto de humildad.

*

Buena acción del día: no abrir los digitales que te escupen la publicidad en la cara.

*

“España tiene una colección de frikis insuperable. Mocito Feliz arrasa este año en Internet con “Olé, Mocito” (Pantalla Semanal)