martes, 30 de octubre de 2012

Argo, interesante película sobre el secuestro de norteamericanos en Irán


Ben Affleck, actor y director de Argo

Voy tan poco al cine que, cuando lo hago, disfruto como un niño, aunque procuro seleccionar bien lo que voy a ver. Hoy tenía dos opciones. Esta película o Looper. Como tengo cierta prevención contra la ciencia-ficción y, además, me interesa todo lo relacionado con Irán y la revolución iraní, me he decantado por la primera. No me arrepiento.
 
Ben Affleck es más interesante como director que como actor, al menos en esta película. Al actor, pese a su innegable atractivo, lo encuentro ligeramente acartonado e inexpresivo, aunque en modo alguno me disgusta pues prefiero a los actores que se quedan cortos a los que sobreactúan.

Estamos ante un tema clásico del cine americano: el héroe solitario, cuya vida se le está yendo de las manos, que hace frente a un enemigo poderoso a base de coraje. Esta película podría ser una del Oeste. El bueno (un agente de la Cia), los malos (el terrorífico aparato represivo de la revolución de los ayatolás iraníes) y un grupo de rehenes inocentes.

Al comienzo del filme se nos apuntan cuatro datos históricos sobre el Irán de las últimas décadas. Se deja claro que el Sha había sido impuesto por los norteamericanos e ingleses con el telón de fondo del petróleo iraní. Pero, a partir de ahí, siempre queda claro quienes son los buenos y quienes los malos en esta película, como no podía ser de otra manera visto el totalitarismo del que ha hecho gala el régimen iraní.

Esta película es más interesante por lo que insinúa que por lo que muestra. La coacción y el terror que impuso el régimen de los ayatolás es impresionante. En este sentido la obra es impecable. Sorprende también cómo fue posible que la Administración Carter no viera lo que estaba ocurriendo en Irán y no pusiera a salvo a los norteamericanos residentes en el país y, en especial, a los integrantes de su delegación diplomática. Entre la vuelta de Jomeini a Irán y el secuestro pasaron nueve meses. Pero, a lo peor sí lo vio y prefirió ignorarlo para mantener una imagen de comprensión y progresismo.

Pese a las dos horas de metraje Argo no se hace pesada. El argumento está llevado con ese arte narrativo del que los norteamericanos son maestros. Al margen de la historia, sin duda atractiva y emocionante, los aspectos visuales de este filme son notables, amén de interesantes. La acción es rápida, los planos cortos, el montaje trepidante. Volvería a verla mañana y volvería a disfrutar. Sin ser una obra maestra es una pieza digna y de calidad. Creo que para una película es bastante.




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