Comencé hace décadas con sus libros de entrevistas. Seguí con sus diarios y con sus ensayos. Salvador Pániker es en mi opinión uno de los escritores más interesantes que se han dado en España en las últimas décadas, una auténtica "rara avis" entre la intelectualidad del país y un maestro, tanto de filosofía como de la vida. Estos días leo Variaciones 95, uno de sus diarios. Traigo aquí algunos párrafos, junto a mi admiración, cariño y agradecimiento por la figura y la obra de este hombre.
--------------------
(Mi dharma)
“¿Cuál es mi dharma? Mi dharma está secularizado. Mi ética no pende de ninguna religión. Ni siquiera pende de unos principios universales. Sólo tengo convicciones. Pero las convicciones, menos arrogantes que los principios, pueden ser igual de firmes. Y una de mis convicciones es que cada cual debe encontrar su propia manera de tenerse en pie y de convivir con los demás. Mi estímulo general para tenerme en pie, e incluso para vivir a gusto, es el de la indagación permanente, aquí y ahora. El gusto de explorar. Una cierta ininterrumpida creatividad…
Pero esta creatividad se inscribe en un contexto a la vez racional y místico. Mi desvalimiento me impide ser puramente racionalista. Las cosas se transforman a la vez que se conservan. Uno intenta ser a la vez darwiniano y místico.”
-------------------
(La meditación)
"La meditación a la medida de uno. Ante todo, desalojar la prisa. Escribe en alguna parte Alan Watts que la gente que va con prisa pierde toda la capacidad de sentir. Pues bien, meditar es sacudirse toda prisa. Meditar es la atención plena al presente. Meditar es quizá la única actividad humana carente de propósito: quien medita no va a ninguna parte. Es la vida sin finalidad del sabio Zen. “Meditar es vaciarse de lo conocido”, enseña Krishnamurti. Y añade: “lo conocido es el pasado”. Y también: “meditar es el silencio del pensamiento.” Porque los pensamientos nunca son inocentes, y así, meditar es dejar de pensar.”
-------------------
(La democracia)
“Vivir es pasar la maroma sobre una realidad sin absolutos. Es por eso que uno defiende la democracia, es decir, un régimen que mantenga abiertas las opciones, un régimen que fomente la indagación permanente, la revisión de todos los diseños.”
------------------
(El tiempo es una ilusión)
“El tiempo es una ilusión. Querer librarse del tiempo es seguir atrapado en la falacia del tiempo. Más aún: querer vivir el presente es ignorar que ya se está en el presente. Heidegger enseñó que hay que asumir la muerte para vivir una existencia auténtica. Reprimiendo a la muerte (que es el estado donde no hay futuro), el ser humano genera expectativas de futuro, y aún refuerza la sensación de tiempo.
De otro modo: no es que se tema a la muerte porque es temporal, sino que se es temporal porque se teme a la muerte. Abolido el miedo a la muerte, anulado el tiempo, cabe dejarse ir, abandonarse a la realidad de cada instante, al Tao. He aquí el meollo de lo místico. Pues no se trata de que el presente, el instante, sea breve y fugaz, sino de que está fuera del tiempo, fuera de “la mancha y el hedor del tiempo”, que decía el Maestro Eckart.
No existe ningún camino para llegar a donde ya se está. Lo que procede es abandonarse al aquí y al ahora sin ningún empeño trascendente: porque estamos ya en lo real sin tiempo.
Ningún místico aspira a la inmortalidad porque es ya eterno en el presente.
Lo dejó claro el Buda: la vida es dukkha, o sea ansiedad, y para liberarse de la ansiedad hay que liberarse del tiempo…
Desgarrado el velo de la desatención todo se vuelve más real.”
-------------------
(El nuevo héroe)
“El nuevo héroe es el que vive de espaldas a los arquetipos heroicos. El nuevo héroe no imita a nadie. El nuevo héroe no aspira, como en los cuentos de hadas, a Lo Imposible, sino que intenta casi lo contrario: concentrarse en lo que, de tan posible como es, se nos escapa. El presente. (Ya el surrealismo descubrió que lo más insólito es lo cotidiano.) Y al vivir el presente recuperar la novedad existencial de todo lo que ocurre. El nuevo héroe es el que consigue vivir en un mundo donde las cosas suceden por primera vez.”
----------------
(Sobre el dios-cómplice)
“No, no cree uno en el Dios Creador/Legislador del mundo… Sin embargo, tampoco es uno exactamente ateo… He hablado en este diario del dios-cómplice, una presencia/ausencia que está viva. Es el único dios que me concierne… Mi dios-cómplice es tan sucio como yo mismo. Tan enfermo como yo mismo. Tan inconsciente como yo mismo, que ya es decir. Son maneras de hablar, claro. Aproximaciones irónicas a una cierta visión de lo inefable… Digamos, si queremos ser equilibrados, que la divinidad es a la vez luz y tiniebla, ser y no ser, inmanencia y trascendencia, finitud e infinitud. La ortodoxia monoteista se ha limitado, hasta la fecha, a privilegiar una sola parte de esas dimensiones abismáticas. Pero, en mi opinión, sólo si se contamina a dios con el dolor, el mal, la finitud, el azar, cobra Dios su faz más verdadera…
El dios/diosa cómplice, a la vez presente y ausente, está en todo lo que uno hace, sin excepciones. Ahí el concepto de pecado, tan risiblemente antropomórfico, carece de sentido. Uno hace lo que hace del modo que mejor sabe y puede, y el dios-cómplice no sólo no lo desaprueba sino que participa en ello. Errores incluidos. Sólo cuando uno se convierte en un títere sin márgenes, un amasijo de meros reflejos condicionados, el dios-cómplice se esfuma.”
--------------------
(Sobre la mojigatería)
“La mojigatería en torno a la muerte y el sexo es una actitud moderna. Antes lo sagrado y lo sexual iban unidos. En líneas generales, las sociedades premodernas no experimentaban ante el sexo y sus peripecias ninguna culpa ni vergüenza. Todavía Michel de Montaigne, hacia el final del siglo XVI, arremete contra la gazmoñería social y trata con entera libertad y despreocupación los temas sexuales. Toda esa libertad y despreocupación, se pierde en el siglo XVII, a raíz de la Guerra de los Treinta Años, cuando para poner un poco de orden en el caos aparece la obsesión por la certeza, el racionalismo cartesiano, el nuevo puritanismo.
La mojigatería y el pudor son cosa de la modernidad, o, al menos, de la modernidad racionalista, cuando se ha perdido la alegría escéptica de los primeros humanistas. Temor al cuerpo y al contacto, una onda de disimulo que llega hasta nuestros días y alcanza, curiosamente, a muchos admiradores del viejo Montaigne. Josep Pla, pongo por caso. Oculta cuidadosamente su erotismo y no sólo su erotismo sino cualquier huella de su vida privada. Es un rasgo generacional.
La recuperación desinhibida del cuerpo no comienza en Occidente hasta los años sesenta del sigo XX. (…)
Lamentablemente, nuestra época, superado el tabú del sexo, no se ha abierto a lo íntimo y a lo trascendente, sino que ha optado por lo trivial. Existe hoy una tendencia a un exhibicionismo de lo banal. La gente habla y habla, los telespectadores miran y miran. Ningún margen para lo realmente secreto. Ya no hay secretos. La privacidad es una ficción. ¿Qué queda por ocultar cuando todo es superficie?”
-------------------------
Entrevista. "Vivir aquí y ahora es la capacidad de vivir el tiempo desde fuera del tiempo."
------------------------
Salvador Pániker, Variaciones 95, Ed. Areté.

Muy interesante. Saludos
ResponderEliminarGracias Elvira. SP es un hombre fascinante, igual que su obra. Besos.
ResponderEliminarMe interesa, me fascina y me hace pensar todo lo que dice y que tan bellamente expresa. Pániker es una voz única en su sabiduría y penetración.
ResponderEliminar