COMO la loca -que camina
compulsivamente con un bolígrafo en la mano y, de vez en cuando se detiene para
escribir algo en cualquier sitio, una pared, una señal de tráfico, una piedra –,
como la loca te detienes para anotar en tu cuaderno. Como la loca.
CAMINAR por la montaña te hace
sentirte un primitivo, un hombre antiguo. Una actividad ideal para escépticos
del progreso.
DESPUÉS de horas caminando en
soledad por el bosque aparece un hombre con su hijita, que vienen de recoger
setas. Agradeces contemplar seres humanos.
HOMO DEPREDATOR. No tanto
necesidad como ese repulsivo afán de no desaprovechar nada, de arramblar
con todo. Un afán que les impide ver cualquier otra cosa que no sea el objeto
de su codicia.
VISTO desde la
montaña, en el valle todo parece de juguete: los coches, los trenes, los aviones, las
casas, los edificios. Salvo los grandes pabellones industriales todo se aprecia
a una escala infantil.

INSCRIPCIONES grabadas en la
piedra de un dolmen prehistórico: una cruz cristiana, unos nombres, una fecha
(1954, en pleno nacionalcatolicismo); el colmo del mal gusto y la prepotencia.

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