viernes, 12 de agosto de 2016

El monumento al general Mola en Alcocero, Burgos



Supongo que mucha gente ignora la existencia de este Monumento al general Mola. Yo lo desconocía por completo hasta que el pasado mes, mirando un mapa de la provincia burgalesa, lo descubrí. Después de hacer una ruta por Monasterio de Rodilla tenía la tarde libre y, como estaba cerca, me decidí a visitarlo.

Hay que llegar hasta Alcocero de Mola, tras un desvío de la nacional 1, a pocos kilómetros de Burgos. Una vez allí se accede a una pista y, tres kilómetros después, se llega al monumento, en lo alto de un cerro. La pista, que en sus buenos tiempos debió estar asfaltada, es ahora un camino de tractores.



Dejo el coche a la sombra de unos pinos. A esta primera hora de la tarde hace mucho calor, unos 35 grados. El lugar está desierto. Se divide en dos grandes espacios. Aquí todo es grandilocuente. El de arriba, al que se accede por una gran escalinata, consiste en un gran monolito de hormigón, de 22 metros de altura. En lo alto aparece el escudo de la España franquista, con el águila, el yugo y las flechas y la inscripción Una, grande y libre. Debajo, en grandes caracteres, el nombre del homenajeado. Por detrás hay unas escaleras y una puerta tapiada. La zona, rodeada por pinares, está desbrozada.

Cuando desciendo por las gradas no puedo menos que imaginarme una escena de alguna de las películas de Leni Riefenstahl, la directora de películas propagandísticas del nazismo. Todo aquí tiene la estética del nacionalsocialismo.


Al otro lado de la carretera, abajo, hay cinco grandes arcos con los nombres de los militares que viajan en aquel avión, en el que viajaba el general Emilio Mola, -director y cerebro de la sublevación militar contra la Segunda República, que desencadenó la Guerra Civil-, que se estrelló en estos mismos montes el 3 de junio de 1937. El llamado Director ni siquiera vivió un año de la guerra.


Tras los arcos, recogido tras unos muretes, como si de un cementerio se tratara, aparecen cinco cruces y una larga inscripción, hoy casi ilegible por la destrucción a la que ha sido sometida. El texto, reproducido por el diario ABC de la época dice:

“El día 3 de junio de 1937, el invicto general D. Emilio Mola Vidal cayó en este lugar, víctima de un accidente derivado de su actividad en el mando y de su valor militante. Quien cien veces en su vida arrostró el peligro de la guerra con ánimo sereno y corazón levantado vino a morir con las alas rotas en día de niebla sobre estas tierras que su nombre han hecho sagradas. Como símbolo de lo que fue en vida, su muerte se preparó en el vuelo, entre las nubes, y en ellas quedó su espíritu abierto a las luces de la inmortalidad. ¡Honor a su recuerdo, que en el futuro marcará el pórtico de la nueva reconquista de España!. El corazón en alto, por su gloria. Y en los labios de quien quiera se detenga en este recinto sagrado una oración. 3 de junio de 1938. II Año Triunfal.”


Los trabajos para levantar estas piedras los llevaron a cabo prisioneros republicanos. Participaron también vecinos de la localidad, que no pudieron negarse.

El monumento se inauguró el 3 de junio de 1939, coincidiendo con el segundo aniversario del accidente. El acto estuvo presidido por el general Franco, acompañado por su esposa, la viuda e hijos de Mola, el Gobierno en pleno, los embajadores de Japón, Alemania e Italia, una nutrida representación de mandos militares y por el Nuncio de la Santa Sede en España, Federico Tedeschini, así como por el obispo José Yanguas Messía, representante de España ante la Santa Sede. El ejército estuvo representado por una compañía de cada arma. No faltó la guardia mora.

La polémica sobre este lugar continúa. Los hay partidarios de quitarlo y de dejarlo. Dicen algunos que infringe la Ley de Memoria Histórica. Es posible.


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Algunos detalles de esta nota han sido obtenidos del blog Sol y moscas

Excelente documentación y fotografías sobre la muerte de Mola en el mismo blog

Más datos interesantes en el artículo Alcocero de Mola, un monumento infame, del blog Hablemos de Historia