jueves, 3 de septiembre de 2009

Escurridizo Juan Goytisolo

Leo un par de veces este artículo –Por qué no pude aceptar un premio- de Juan Goytisolo, publicado el 14 de agosto, y no salgo de mi asombro por lo escurridizo de la argumentación. El presidente del jurado es un “ser admirable”, al igual que los restantes miembros del jurado, “profesores de renombre” todos ellos. Los méritos del autor para recibir el premio –como se encarga de detallar él mismo- son sobrados y conocidos por todo el mundo. Ocurre que los 150.000 euros de la dotación proceden de la Yamahiriya Libia Popular Democrática que, deduzco, viene a ser el régimen del coronel Gaddafi (1). A partir de ese momento el señor Goytisolo se explaya en una serie de ambiguas consideraciones sobre las tiranías árabes y musulmanas de lo que cabe deducir que el escritor jamás aceptará un premio proviniente de los gobiernos de estos países, lo cual, sin duda alguna, dice mucho en su favor y muy poco de los prestigiosos intelectuales amigos suyos que se prestan a servir de jurados en estos premios. Pero, claro, no sólo de premios vive el escritor. Las prebendas son de muchos tipos, como es sabido.

(1) Curiosa la modestia de los dictadores de "izquierda" a la hora de las apuntarse a las jerarquías militares: el coronel Gaddafi, el comandante Castro...

4 comentarios:

  1. Hola Juan Luis, de nuevo por aquí.

    Entro al trapo de tu entrada de hoy porque yo también leí ese artículo y, claro, la primera impresión que te queda es la de la integridad absolutamente "a prueba de premio" de quien lo escribe.

    Si de algo se puede calificar el artículo es de autobombo. El que mejor queda en toda esta historia, evidentemente, es quien lo escribe. ¿No habría valido con que hubiera escrito este mismo artículo, en forma de carta, al jurado del premio y santas pascuas?

    Evidentemente, la respuesta es no. Tenía que sacarlo en El País para que quedara clara delante de todo el mundo su integérrima actitud.

    Te queremos, Juan Goytisolo. Ojalá hubiera muchos como tú. Hala, ya está, ¿esto es lo que querías, no? Porque, si no, ya me dirás que otra cosa hay aquí en juego.

    Bueno, sí, hay otra cosa en juego. Que los regímenes dictatoriales tienen a intelectuales de prestigio a su servicio. Juan Luis, tú hablas de dictaduras de izquierdas. Es lo que falta, justamente, desenmascarar de una puñetera vez lo nefasto de la dictadura en el caso de que venga también de la izquierda. Ya vale de poner el adjetivo facha para los excesos por la derecha y de no tener a mano otro epíteto equivalente para poner en su sitio a los excesos de la izquierda. No me vale con totalitarismo, no me vale con nada de lo que hay hasta ahora. Hace falta un adjetivo nuevo para eso. No existe. Y no te quepa duda, Juan Luis, cuando no existe un nombre para denominar algo, ese algo es que no existe en la conciencia de la gente. Vivimos del lenguaje, pensamos con el lenguaje. Quien controla las palabras controla los pensamientos (Me ha salido casi en forma de dogma de fe, qué miedo).

    Abrazos

    PEDRO

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  2. Sobre Goytisolo, una entrada hoy de Quiñonero en:

    http://unatemporadaenelinfierno.net/2009/09/02/goytisolo-genet-las-putas-y-las-mafias-filantropicas/

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  3. Juan Luis, la simpatía debe ir por barrios o algo así y está sujeta a caprichos absolutamente irracionales, derivados, seguramente, de manías, prejuicios, medias verdades, recuerdos, relaciones inopinadas que establecemos guiados por detalles que muchas veces son insignificantes, qué sé yo.

    Al señor Quiñonero le debí caer rematadamente mal a raíz de ciertos comentarios que le hice, ante lo que a mí me parece una postura, por su parte, de lo más conocida y por otra parte nefasta para lo que yo querría como salida al problema vasco (proviniendo de alguien que se preocupa de lo que llama "De la inexistencia de España", creo que es el título de su libro). Esto es, mantenerse como al margen, impartiendo normas morales a diestro y siniestro, sin sentirse implicado por lo que pueda pasar, dando razones a todos, bendiciendo todas las buenas intenciones. Sin optar, en definitiva, por una u otra de las posibles salidas ante lo que se viene en llamar el problema vasco.

    Está claro que, para él, si aquí hubiera independencia, sería tan bueno, o tan malo, como si no la hubiera: nos daría, a buen seguro, buenas razones tanto para lo uno como para lo otro.

    Pues muy bien, por mí perfecto, el señor Quiñonero ve el problema vasco como yo podría ver el problema del Quebec. Cuando se lo quise hacer ver, de alguna manera, y sin faltarle al respecto creo yo, me vino a decir que no fuera a su blog a hacer "caquita" (usó esta palabra y en ese diminutivo).

    Y hasta hoy.

    Abrazos.

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  4. Bueno, había olvidado tu polémica con Quiñonero. Yo tampoco estoy de acuerdo con las opiniones de este hombre pero, en general, su blog me interesa.

    Volviendo a Goytisolo, a quien leí bastante hace ya algunos años, siempre me ha fastidiado su dogmatismo progre, su mirarlo todo altivamente desde sus atalayas marroquíes y parisinas y la milonga esa de la España de las tres culturas que, si bien es cierta, en cuanto a sustratos culturales, es una impostura histórica en cuanto a la convivencia de todas ellas. Más bien han andado siempre a bofetadas, como cosrresponde a tres religiones monoteistas.

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