El vuelo de las gaviotas es veloz, quebrado y elegante, en especial el de las pequeñas reidoras de alas blancas con las puntas negras. Son maquinitas diseñadas para revolverse en el aire con agilidad pasmosa.
Salvo que se dispongan de medios muy
sofisticados, fotografiar gaviotas en vuelo es difícil debido a la
rapidez y agilidad de sus desplazamientos. Estas que aparecen con
algún detalle en las imágenes se dedicaban a practicar, junto a la
orilla del mar, extraños ejercicios de resistencia al viento, casi estáticas, ignoro
si para pasar el rato o por alguna otra razón más práctica.
Las gaviotas de este rincón cantábrico, afortunadamente, mantienen las distancias y permanecen salvajes. En otros lugares, como las costas gallegas, pueden verse ejemplares de gran tamaño que parecen haber perdido el respeto a los humanos; penetran en las ciudades, se alimentan en los vertederos, invaden puertos y playas y se muestran tan descaradas como agresivas e impertinentes.
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