Durante meses la pequeña tienda de
campaña ha estado plantada sobre un parterre junto al puerto deportivo. Daba la
impresión de que había alguien dentro, aunque, en realidad, no se percibía
movimiento alguno. Muchas mañanas he pasado a su lado durante los paseos con el
perro y en ningún momento he dudado de que algún vagabundo la ocupaba. Hoy, sin
embargo, la he visto desmantelada por efecto del fuerte viento de ayer. Estaba
vacía, salvo un amasijo de ropa sucia, pero nadie se acercaba a ella, todos
pasamos de largo, por si las moscas.
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