Camino de Soria nos desviamos a la izquierda
para visitar la ermita visigoda de Quintanilla de las Viñas, situada en un
bello paraje de la Tierra de Lara burgalesa, a unos pocos kilómetros de
Cobarrubias y de Santo Domingo de Silos.
Hay suerte y encontramos al guía que nos
facilita el acceso y nos ofrece algunas explicaciones. Casi todo lo relacionado
con esta ermita continúa siendo controvertido entre los especialistas en el
arte altomedieval. Parece haber acuerdo en que se trata de una obra tardía
durante la dominación de los visigodos, entre finales del siglo VII y
principios del VIII.
Lo que vemos –una capilla, con ábside y
transepto- son los restos de un edificio mayor -puede que un monasterio- con
una nave central y dos laterales.
El reino visigodo fue creado en España en 456,
por el rey Teodorico, y de mantuvo durante dos siglos y medio, hasta la
invasión musulmana. La mayoría de los restos arquitectónicos de este periodo,
sobre todo los situados en las ciudades, han desaparecido. Las escasas muestras
que permanecen se encuentran, como en este caso, en parajes rurales.
El edificio está construido con grandes sillares
de arenisca, en dos colores, colocados sin argamasa, y, al margen del gran arco
de herradura –considerado el de mayor calidad entre los visigodos que
permanecen de pie- llaman la atención la decoración de los frisos exteriores,
muy rara en edificios cristianos.
Los elementos decorativos son muy variados:
racimos, zarcillos, telas vegetales, aves, leones, leopardos, toros,
grifos y misteriosos anagramas. Sobre la pequeña puerta de acceso encontramos
una concha, que no es la de peregrinaje, sino que alude a Venus. También pueden
verse signos paganos –mezclados con los cristianos- en los capiteles. Todos
ellos, de gran refinamiento en su ejecución.
Los relieves del sol y de la luna, situados en
un lugar privilegiado como el arco, han dado pie a muchas interpretaciones,
pues ambos son considerados símbolos paganos o precristianos. Se habla de
cultos no católicos, sino arrianos, gnósticos o maniqueos orientales. La España
visigótica era muy heterogénea en su religiosidad.
Otros historiadores, sin embargo, no dudan en
considerar esta simbología como cristiana. Parece que el enigma no va a ser
descifrado, lo que, sin duda, le confiere al lugar un mayor misterio.
El paraje, que forma parte de las estibaciones
de la Sierra de la Demanda, es una sucesión de suaves lomas, enmarcadas por una
gran muralla rocosa, la sierra de las Mamblas y la proximidad del río Arlanza. Una
estrecha carretera se desliza hasta la nacional. En ella se puede encontrar el
yacimiento de La Pedraja, con un pequeño parkin y un recinto con huellas de
dinosaurio. En una charca vecina, a media tarde, pude escuchar un breve y
refinado concierto de anfibios.
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