Después de
la plaga semántica transmitida por la clase política española en los últimos
años consistente en eliminar el género neutro del idioma y utilizar en su lugar
la redundancia del masculino y el femenino, ha surgido estos días –entre la
izquierda, que al parecer es el caldo de cultivo ideal para estos trastornos
del lenguaje- un nuevo fenómeno: utilizar el femenino como género neutro. Hombres que hablan como si fueran mujeres. Hasta
la fecha este ha sido el lenguaje habitual de los travestis y otras “locas” marginales
del zoo nacional. ¿Habrá que concluir que esta moda esconde también un
travestismo político? Yo no lo descartaría.
Ahí tenemos
a las CUP, la última moda en política. Es la gente cupera la que ha marcado la diferencia
hablando en femenino. Y es en las CUP donde se ha producido un fenómeno de
travestismo del que todavía no hemos visualizado toda su profundidad. Es el
caso de su líder, Antonio Baños, que ha presentado su dimisión cuando su
partido (o lo que sea) ha aprobado exactamente lo que él mismo venía
defendiendo con ardor durante los últimos meses: el rechazo al señor Mas. Las
CUP han dicho no al discreto y modesto señor Mas (tan discreto y modesto que
fue el cuarto en la lista electoral) y, en consecuencia, el líder Baños ha
dimitido. ¿Esto no es un ejercicio de travestismo político de manual? ¿Es que
el señor Baños cuando decía no a Mas en realidad lo que estaba diciendo era si
a Mas? ¿Era el señor Baños un infiltrado del señor Mas en las CUP? ¿Habrá que
concluir que el objetivo no confesado del señor Baños era que las CUP apoyaran a Mas
y, como no lo ha conseguido, ha presentado su dimisión?
Aquí hay
algo raro. Aquí huele a travestismo político. Nada más natural. La degeneración
del lenguaje nunca es baladí. Tras la manipulación semántica siempre asoma la
patita del lobo. ¿Esto lo sabe “la generación más preparada de la Historia”?
Enhorabuena por este magnífico análisis, tan cercano a la realidad como preciso en su lenguaje.
ResponderEliminarGracias Elisenda
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