Tras una hora de carretera desde la costa, llegamos a Monóvar con el objetivo principal de visitar la Casa-Museo del escritor Azorín. Hoy, precisamente, es el aniversario del fallecimiento de Martínez Ruiz. Y este año, el 2 de junio, se celebrará el 150 aniversario de su nacimiento.
El museo es un edificio de tres plantas que fue residencia familiar desde 1876. Nos atiende una joven muy amable y encontramos a un destacado azorinista, Antonio Díez Mediavilla, autor de varios estudios sobre el escritor. Está esperando a un grupo de mujeres que también van a visitar el museo bajo su guía. Entretanto, charlamos un rato con él.
Azorín no regresó a Monóvar desde 1932. Pese a ello se ocupó de que sus hermanos, Amancio y Amparo, restauraran la casa para acondicionarla como museo.
La casa, sustancialmente, es una gran biblioteca, que alberga los 14.000 volúmenes que coleccionó Azorín, algunos de ellos del siglo XVI y otros relacionados de una forma u otra con su vida y con su obra.
Contiene también su correspondencia, los periódicos monoveros de la época, cuadros, muebles y todo tipo de enseres que le pertenecieron.
La restauración es exquisita, como corresponde a su autor. Puede decirse que su visita y consulta es imprescindible para cualquiera que se interese por la amplia obra de este escritor.
Nos adelantamos a las visitantes, que son unas veinte y que van ocupando a su paso todos los espacios. Antes de irnos adquiero el Diario de un enfermo, que faltaba en mi colección azoriniana. Por su parte, Antonio Díez Mediavilla me ha regalado su edición de dos obras de teatro de Azorín, Judit e Ifach, precedidas de una introducción en la que estudia su teatro más desconocido.
Para completar la jornada nos vamos a comer al Casino de la ciudad, que es un lugar muy azoriniano. En la actualidad es un centro cultural. El café lo tomamos en una amplia terraza situada en la parte trasera, junto a un amplio y cuidado jardín con palmeras y otros ejemplares.
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