viernes, 20 de junio de 2014

Por la zona minera de Peñas de Aya


Ruinas de la explotación minera

La mañana se anuncia calurosa así que elijo  caminar por el bosque, a la sombra de pinos, castaños y robles. Para ello me adentro en el parque natural de Peñas de Aya, desde la antigua zona minera de Arditurri, en Oyarzun, donde está el centro de interpretación del parque. Utilizo el PR-Gi-1009, que no llega a los 8 kilómetros.
Un remanso del arroyo Arditurri
Es un recorrido bien diseñado que comienza por una subida prolongada pero llevadera, en compañía del arroyo Arditurri, cuyo rumor no deja de sonar en su descenso. Aquí y allá aparecen ruinas de edificaciones relacionadas con la explotación de las minas. Estas –ahora en desuso- ya fueron explotadas desde la época de los romanos. También se identifican algunas bocas de antiguas perforaciones.
Una boca de mina junto al camino
Hoy el bosque -quizá por el calor-, está bastante silencioso. Apenas se escucha algún pájaro lejano y el zumbido de moscas en los tramos soleados. En el cielo azul se deja oir el motor de una avioneta.
La borda Unaileku
Dejo a un lado la borda Unaileku y continúo en suave ascensión hasta que, cuando ya empezaba a añorarlas, diviso unas hermosas pero lejanas vistas sobre San Sebastián, la isla de Santa Clara, el Urgull…
San Sebastián, la isla de Santa Clara, el monte Urgullu
Antes de alcanzar la carretera a Lesaca contemplo entre árboles a un pequeño grupo de caballos que pacen tranquilos y a la sombra. Ya ha comenzado el descenso. A medida que me desplazo el perfil de las Peñas de Aya va cambiando y se hace más abrupto. Los que nos hemos criado a la sombra de esta montaña nos recreamos mucho con su imagen cambiante según el lugar de la contemplación. Yo le tengo mucha afición a este juego.
El camino se ensancha
La bajada, por una senda que se estrecha, es bastante pronunciada. En un rato se alcanza la carretera que conduce al centro de interpretación y luego, por los pequeños túneles del camino para bicis, en poco más de un kilómetro alcanzo el parking.

El perfil granítico de las Peñas de Aya, desde tierra adentro
Pero antes me detengo un rato en la ribera, donde el Arditurri traza una curva, para descansar a la sombra, comer algo y contemplar el vuelo caprichoso de las mariposas.


3 comentarios:

  1. Con 14-15 años un grupo de amigos iniciamos aquí nuestros pinitos espeleológicos. Equipados con cascos (de soldado) y lamparas de carburo nos introducíamos en las antiguas minas romanas y a veces en las que, todavía, estaban en explotación. Después de comer íbamos a la cantina de los mineros y por 10 céntimos de peseta tomábamos un café con leche.
    ¡Tempus fugit!

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  2. Las cosas que se hacen en la adolescencia... Yo no hubiera sido capaz de meterme en un agujero de esos... No sé si sabes que ahora las minas se visitan con guía. Saludos Angel.

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  3. Muchas gracias José Luis. Interesante tu propuesta. Saludos.

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