domingo, 24 de noviembre de 2019

La gata


La gata espera enroscada en su cojín. ¿Qué espera con tanta paciencia? Poca cosa. Tal vez que salga un poco de sol para darse una vuelta.

No tiene prisa, nunca la tiene. Está a gusto consigo misma, en su propio ser. De vez en cuando juega un rato, para entretenerse, para mantenerse en forma.

No le importa estar sola. Pero si tuviera que ocuparse de criar cachorros, lo haría con diligencia, sin una queja. Desplegaría un gran sentido del deber.

Su gran enseñanza es la de estar a gusto consigo misma. Siempre está atenta, concentrada, pendiente de su entorno.

Sólo hay una cosa que puede volverla un poco arisca: que vengan a incordiarle, que la saquen de su ensimismamiento atento.

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