
Me gustan los charcos. Cuanto más grandes, mejor. Me alegro cuando salgo a dar mi paseo cotidiano y los encuentro por doquier. Ya no me meto en ellos, naturalmente, pero si tengo a mano la cámara, los fotografío. Encuentro atractiva la superficie del agua cuando nada la altera y se transforma en un espejo turbio. Esa imagen duplicada de lo real -que parece romper con la monotonía de las cosas- me produce un asombro placentero.
Se trata, sin duda, de una reminiscencia infantil. He observado que los niños aman los charcos. Les gustan quebrar la superficie del agua y contemplar cómo se recompone el espejo. Para volver a quebrarlo nuevamente.
Me gusta la atmósfera limpia y sosegada que deja la lluvia. Me gusta el trabajo del agua que despeja las calles y ofrece una sensación de amplitud y libertad. Pero como cada día llueve menos y hay desagües por todas partes, los charcos se han convertido en un bien escaso. Lo que incrementa su atractivo.

7.1.08
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... Por no hablar de los que deja el mar en los roquedales, que en ocasiones tienen el aliciente de contar con un grupo de fugaces alevines o algún cangrejo, que los transforman en pequeños océanos.
ResponderEliminarEn algunas bajamares de la playa de Hendaya se aprecia muy bien este efecto. Tengo que repasar esas fotos a ver si encuentro algo interesante.
ResponderEliminarMe acordaba de tí con las fotos de este post por tu afición a las plantas y, me parece, a las palmeras en particular. No me he atrevido a clasificarlas. En Hendaya hay una gran variedad de ellas.
Bonito el concepto de lo 'doble', se podría decir que la lluvia es un espejo donde se reflejan cosas que no veíamos a pesar de estar ahí.
ResponderEliminarY por qué ya no te metes en los charcos?
Ja, ja... Porque si entras en el charco ya no puedes ver lo doble y, además, tengo que dar ejemplo a mi niño, que se pone perdido cada vez que ve uno...
ResponderEliminarEjemplo? ...pues a mi me encantaría ver la imagen de un padre y un hijo saltando en el mismo charco;-)
ResponderEliminarSí, Olvido, como imagen no estaría nada mal mal...
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