
En esta primera imagen, tomada desde el paseo junto al Oria, se vislumbran tres de los edificios más destacados de la ciudad. En primer término, la estructura que alberga el mercado conocida como el Tinglado. A su derecha, el palacio de Idíaquez, de estilo barroco. Y al fondo, la voluminosa iglesia de Santa María, comenzada a mediados del XVI y rematada un siglo después.

La casa consistorial, a la derecha de la imagen, del siglo XVII y estilo barroco, es un edificio porticado de proporciones armoniosas que configura, junto a edificios de viviendas y el palacio citado, una peqeña plaza de mucho encanto.

El acceso a la zona medieval puede realizarse a través de esta puerta neoclásica, denominada de Castilla, hoy exenta. Enfrente se alza una escultura de Jorge Oteiza. A lo ancho de la ciudad hay una apreciable muestra de escultura vasca al aire libre.

La plaza de la Verdura, otro de los lugares destinados a mercado con que cuenta Tolosa.

La impresionante severidad renacentista de la iglesia de San Francisco, de finales del XVI, construída por el fraile arquitecto Miguel de Aramburu. Tiene fama su retablo, también renacentista, obra de Ambrosio de Bengoetxea.

El monte Uzturre vigila el valle sobre el que se asienta la ciudad.
No conocía la localidad. Iluminado por el sol, parece todo impecable y como recién terminado.
ResponderEliminarYo también tuve una impresión parecida. Aunque algunas zonas estaban en obras. La plaza de Euskal Herria, por ejemplo, tiene muy buena pinta, pero estaba plagada de coches y patas arriba por las obras.
ResponderEliminarSolíamos ir a menudo, a pasear, a comer... Tengo hermosos recuerdos de Tolosa.
ResponderEliminarMe interesó conocer la ciudad de Tolosa un lugar que llevo por apellido,claro que con z, tal vez mis antepasados hayan venido de esas hermosas tierras..
ResponderEliminarsaludos a los Tolosanos
Carlos