Sobre todo, no pierdas tu deseo de caminar; yo mismo camino diariamente hasta alcanzar un estado de bienestar y al hacerlo me alejo de toda enfermedad. Caminando he tomado contacto con mis mejores ideas, y no conozco ningún pensamiento cuya naturaleza sea tan abrumadora como para que uno no pueda distanciarse de él andando… pero cuando te quedas quieto, más próximo estás a sentirte enfermo… De modo que si caminas sin parar todo te saldrá bien.
KIERKEGAARD,
Carta a Jette.