miércoles, 21 de enero de 2009

Saenredam

Iglesia de san Odulfo, Assendelft, 1649

Catedral de Santa María dela Febbre, Roma, 1629


Se conservan unas cincuenta pinturas, una de ellas en el museo Thyssen

… el ascetismo de las líneas, la palidez de las tonalidades y los sutiles juegos lumínicos inducen un ánimo contemplativo (Elena Vozmediano).



5 comentarios:

  1. Acertado comentario el de Elena Vozmediano.

    Un saludo.

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  2. Gracias por la referencia. Es un placer para la vista. A mí esto me gusta, ¿ves? En cambio esas otras especulaciones de performances y unas botas viejas con tierra por entre las suelas y a la que ya le han crecido hierbas y florecillas y cosas así, pues como que no. Qué le vamos a hacer.
    Saludos.

    p.d.- Ya sé que no pega ahora, pero aunque sólo sea por el ruido, ¿qué tal la tamborrada? Desde Bilbao la tamborrada de San Sebastián, con todo lo que yo intuyo que supone para esa ciudad, resulta algo enormemente ajeno y distante. Creo que no se ha reflexionado lo suficiente sobre esto y denota, una vez más, la disparidad tan grande que hay entre ambas ciudades, por mucho que se diga. Y si metemos a Vitoria, para qué te cuento.

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  3. Curioso el detalle de la gente departiendo amigablemente en las iglesias. Este pintor me gustó a primera vista. Saludos, Glo.

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  4. Hay de todo, Pedro. Vang Gog pintaba muy bien las botas sucias y viejas.
    Respecto a la tamborrada, y fiestas locales en general, me declaro incompetente. Siempre procuro poner tierra por medio.

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  5. Me refería a las botas reales, no a las pintadas.

    Suponía lo de tu alejamiento de las fiestas y el barullo. Pero en San Sebastián-Donostia me resulta mucho más difícil abstraerse de unas fiestas tan ruidosas. Es algo así como si vas por la ruta del tambor, en Teruel, ya sabes, Calanda y todo eso. O estás o no estás. La fiesta ruidosa, especialmente ruidosa o basada en el ruido, como es el caso, te invita o a meterte en ella o a marcharte, porque mantenerse en la ciudad con semejante ruido me resulta bastante complicado. En fin. Saludos afectuosos.

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