No nos engañemos: los blogs se queman más rápido que el papel. En torno a internet se ha creado un mito colosal.
Como todo el mundo sabe hay dos tipos de blog, según su alojamiento: los que utilizan un servidor gratuito –como éste y otros millones más- y los que se publican en un dominio alquilado. Ambos, aunque más los primeros, se caracterizan por su volatibilidad.
El día en que el propietario del servidor decida hacer limpieza –del tipo que sea-, llama a uno de sus esbirros. Este le da un botón y todo queda como una patena. Tengo experiencia. Ya me lo han hecho una vez –aquí-, tan ricamente.
Respecto a los dominios alquilados, otro tanto. En este caso es el propio autor el que mantendrá viva la llama mediante su dinero. El esbirro sólo vendrá cuando deje de pagar. Los resultados serán idénticos.
Internet, de apariencia tan sólida y deslumbrante, es un tigre de papel, perfectamente moldeable.
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Un gobierno con mayoría suficiente que arroja una y otra vez sobre las espaldas de la oposición el origen y la responsabilidad de los males en que está sumido el país. Es pasmoso. Y requiere una habilidad endiablada. A un gobierno semejante no se le puede pedir más. De hecho ya nadie lo hace.
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Es 14 de Julio, fiesta nacional francesa, pero los currantes españoles de la obra vecina no faltan a su cita. Las 8 de la mañana es su hora preferida para cortar hierro, una de los ruidos más chirriantes y desagradable que se han inventado.