sábado, 7 de noviembre de 2009

De pronto, el invierno


La playa de Hendaya invernal

La vuelta ha sido dura. Es como si hubieran apagado la luz. Ha coincidido, además, con la llegada sin aviso previo del invierno: lluvia, viento, frío, oscuridad. Poco a poco me voy acostumbrando. Una semana ha sido tiempo suficiente para que mi cuerpo se haya habituado al calor, a la luz esplendorosa, a la sensualidad vital del archipiélago canario. Ahora debo volver a aclimatarme.

La atracción por los charcos
Aprovecho un rato de tregua para dar una vuelta. Coches y más coches en esta mañana de sábado. El centro comercial está abarrotado, los cajeros no dan abasto. Hago mi recado y salgo pitando.

Y por algunos grafitis

Bajamar junto a las islas del Bidasoa

En el exterior sopla el viento y apenas se dejan ver uno o dos paseantes, algún corredor aguerrido. Las huertas de Oxinbiribil, junto a la desembocadura del Bidasoa, están inundadas. En realidad es perfectamente natural que lo estén pues se trata de antiguas marismas. Diviso una garceta en el cauce del río. Antes he visto un grupo de gaviotas blancas refugiadas en un prado junto a la carretera, varios kilómetros tierra adentro. Hasta dos cormoranes se han metido en tierra para huir del temporal.

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3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ¿Has traído Malvasía?

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  3. Por supuesto, Angel. ¿Te animas a probar con un buen acompañamiento?
    Un abrazo.

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