Durante la guerra había que callar; la vergüenza y la desesperación parecían legítimas. La guerra ha terminado, y sólo ahora conocemos la proporción exacta de nuestra propia impotencia, que entonces atribuíamos a la violencia y al aislamiento. (E. Canetti, 1947)
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¿La guerra ha terminado? Seguimos en la guerra. Aquí sigue habiendo una proporción de gentes que consideran que la violencia es un camino legítimo para conseguir las cosas que no pueden conseguir de otro modo. Aquí sigue habiendo mucha gente a la que no se le ha enseñado que la democracia requiere de una violencia legítima para mantenerse. No tenemos educación democrática y por tanto no sabemos que desde el siglo XVII, al menos, la civilización occidental está basada en la idea de que el poder político requiere del monopolio de la violencia para fundar una comunidad política (Hobbes). El anarquismo prendió en España con una fuerza inusitada a principios del siglo XX y aunque en el País Vasco no tuvo la fuerza que en Cataluña o en Andalucía, sí quedó como la idea de que es muy progresista y democrático cuestionar el poder político y el monopolio de la violencia que se le debe atribuir para poder construir una comunidad política.
ResponderEliminarBueno, que no me enrollo más. Juan Luis, coinciden en esta entrada tuya las ideas de la guerra y de la situación política actual en el País Vasco. El otro día, martes, estuve con Raúl Guerra Garrido que vino a Bilbao a hablar precisamente de eso, de la relación entre guerra y literatura. Estuvo en Bidebarrieta, con Jorge Martínez Reverte. Luego estuvimos charlando y aproveché la ocasión para enseñarle los primeros ejemplares de mi último libro, que ya está en la calle. Se titula "Perdí la identidad que nunca tuve: el relato del País Vasco de Raúl Guerra Garrido" (Editorial Sepha, Málaga). Te paso por correo electrónico la portada.
Un abrazo
PEDRO
Bueno, Pedro, la cita -que inaugura una nueva sección titulada "Leído por ahí"- se refiere a la Segunda Guerra Mundial, aunque, naturalmente, sirve para todas las guerras. Que en una sociedad siempre hay y habrá tensiones políticas es algo sabido. No voy a discutir nuestra falta de educación democrática, incluso diría de educación en general. Y todavía estoy esperando que alguien haga algo por solucionarlo o, al menos, exprese su voluntad de hacerlo.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu libro, que leeré en cuanto pueda, aunque antes me gustaría ponerme con Guerra Garrido, de quien desconozco todo, salvo algún artículo de prensa. ¿Me recomiendas algún libro para empezar?
Un abrazo
Te recomiendo todos. En mi libro hago un repaso de todos ellos desde el punto de vista de la identidad en el País Vasco. Hay algunos estremecedores. Cuando se publicó Los peces de la amargura, de Fernando Aranburu, yo, sin quitarle un ápice de mérito a este libro y a este autor, que me merece toda mi consideración, me acordaba, amargamente también, por el desconocimiento que hay aquí de ellos, de los libros de Guerra Garrido que retratan lo que ahí dice Aramburu con anticipación y con plena implicación en los hechos: La carta, por ejemplo, podrías empezar por ahí. Sin olvidarte de La costumbre de morir, por ejemplo. No sé, todos Juan Luis. Todos, porque forman una unidad de sentido.
ResponderEliminarUn abrazo,
PEDRO
Gracias, Pedro. Los buscaré.
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