Los indignados, que ocupan una plaza en Barcelona, se han aprestado para que otros, los futboleros, no les incordien.
“Los acampados establecieron varios cordones humanos alrededor de su espacio de actividad para impedir así que unos u otros les invadieran”, dice aquí.
Días atrás, en la Puerta del Sol, podía verse esta pancarta:
"SI NO NOS DEJAIS SOÑAR NO OS DEJAREMOS DORMIR"
¿En qué ha quedado la sentencia? En esto:
“Algunos de los indignados, ya avanzada la noche, invitaron a los pocos jóvenes incontrolados que seguían lanzando botellas y otros objetos, y destruyendo algunos materiales municipales, a deponer su actitud y dejar dormir a todo el mundo.”
La fraseología ocurrente elevada a la categoría de Revolución. Nada menos.
Una, que vivió desde la distancia el Mayo-68, que leyó mucho sobre él, que se dejó contar la tira de cosas por participantes directos del mismo, se creyó lo justito del evento. Y ahora lo mismo, con un saldo a favor del mayor francés porque, al menos allí, el rechazo de una forma de gobierno tuvo éxito aunque permaneciera, y muy reforzado, uno de sus adalides, le vieux Général. Aquí, en Sol por ejemplo, todo está derivando al estercolero, el estricto y el moral (Las feministas acaban de retirarse a sus casitas por el acoso de otros acampados.) Un 'chienlit', que hubiera dicho De Gaulle. ¿Habrá, pues, una toma de la calle por parte de los ciudadanos hartos de tantas cochambre e inficacia, como ocurrió en Francia, a fin de recuperar sus espacios y, de paso, ojalá, movilizarse contra esta parásita política que nos ha hundido en todas las miserias habidas y por haber?
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