Junio de cielos bajos, nieblas y lloviznas. Junio de días largos y tardes melancólicas.
La ciudad anegada en un sirimiri cálido que despeja las calles y las envuelve en bruma silenciosa.
Callejeo tranquilo bajo un paraguas. Intimidad de adoquines lustrosos, de ausencia de turistas, de gentes ensimismadas.
El mar se realza con oscuros destellos metálicos.
Delicia inesperada.
Hemos tenido un Maresme muy similar. Yo estaba feliz, me sentía cercana a mi tierra de aguas y nieblas. Desde ayer hemos entrado en la canícula, así que a sudar, supongo, durante los próximos dos meses.
ResponderEliminarA mí me gusta mucho cuando el tiempo está como lo describes aquí. Días largos y nubosos, incluso por momentos lluviosos. La temperatura ideal. Ya habrá tiempo para el sol, pero sin pasarse. No, definitivamente no me gusta excesivamente el sol. La gente enloquece un poco con el sol. Pero no es para tanto. Es engañoso.
ResponderEliminarLo mejor del sol es la sombra, pero ese solecillo invernal...
ResponderEliminarhttp://lashorasylosdias.blogspot.com/2010/02/un-rato-al-sol.html