Cuando conseguimos quitarnos de encima a los viejos puritanos aparecieron los nuevos. Lo común entre los viejos y los nuevos es su pasión por entrometerse en la entrepierna del prójimo. También es muy habitual que todos ellos vivan de la sopa boba del Estado.
Cada poco salta una noticia en los medios que nos recuerda la pertinaz labor de los neopuritanos. En esta ocasión se trata del Instituto Nacional de la Mujer. El anuncio se ha emitido en toda Europa pero sólo en España se ha pedido su retirada.
Por el contrario, ninguno de los veinte Institutos de la Mujer con que contamos en España, ni siquiera el de Andalucía, ha dicho nada, que yo sepa, respecto a las declaraciones del consejero de Justicia e Interior de la Junta andaluza relacionados con la jueza Mercedes Alaya que investiga los ERE irregulares pagados por la Junta de Andalucía.
El señor De Llera se ha despachado ironizando sobre la capacidad de trabajo de la magistrada que, además, “sigue estando muy guapa”. El consejero, ignorando la ley de incompatibilidades, ha pretendido rizar el rizo tomista y nos quiere vender la moto de que como consejero respeta las decisiones de la juez pero como jurista discrepa de ellas. No nos dice nada sobre lo que opina en calidad de padre de familia si lo fuere.
¿No habrá entre esas veinte entidades –cada una con su web, su organigrama, sus funcionarios, sus contratados, sus asesores, su presupuesto- ni una sola que diga algo respecto?
Pues va a ser que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario