lunes, 21 de mayo de 2012

Rajoy está tranquilo

En apenas unos meses se ha vuelto un hombre sabio. Ha llegado a la conclusión de que si España se hunde, se hunde todo a nuestro alrededor. Y si se hunde todo a nuestro alrededor es la fatalidad y, por tanto, para qué preocuparse. Puede que tenga razón. Lo terrible sería que se hundiera España y no ocurriera lo mismo con Francia o con Italia. Pero en este juguete de la Unión Europea, Alemania no puede funcionar sola y, tarde o temprano caerían todos.

El euro es una utopía. Ha funcionado más o menos bien durante una década pero ya parece haber agotado su ciclo natural. Bien mirado ha durado mucho. El sistema se basa en la competencia. La solidaridad entre países que se ven obligados a competir no es posible y, sin una o dos medidas de solidaridad, mantener una moneda común es perder tiempo y dinero.

Cuando debes un millón de euros tienes un problema. Cuando debes cien millones el problema lo tiene el banco. Hace ya mucho que, en relación a España, el problema lo tienen los bancos. Y Europa no es más que un puñado de bancos. Así las cosas si España cae lo más probable es, tarde o temprano, que caiga también el resto.

Esa es la impresión que yo tengo. Al menos de momento.

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