jueves, 27 de septiembre de 2012

Canetti se consideraba un español de los de antes


 El autor de Masa y poder

En sus apuntes correspondientes al año 1960 Elias Canetti expresa su amor por Stendhal: “Creo que no hay nadie a quien quiera tanto como a Stendhal; es el único al cual envidio”. En otra anotación del mismo año insiste: “Stendhal ha llegado a ser tan importante para mi que cada cinco o seis meses tengo que volver a él. No importa en absoluto de qué obra se trate, siempre que sean frases que contengan su respiración.”

Canetti nos deja en esta frase una pista sobre la relación que él establece entre escritura y respiración, es decir, sobre escritura y cadencia, sobre escritura y profundidad, en suma, sobre escritura y vida.

Durante el mismo año, Canetti se refiere al escritor italiano Cesare Pavese, que fue su contemporáneo. Indica que el diario de Pavese “es una especie de hermano gemelo del mío. El se ocupó mucho de literatura; yo, poco. Pero yo empecé a dedicarme antes que él a los mitos y a la etnología.”

El 14 de marzo de 1947 el diario de Pavese registra la frase siguiente: “Hemingway es el Stendhal de nuestro tiempo.” Esto es más de lo que Canetti puede soportar. Se muestra horrorizado e indignado. No descarta que la cita pueda contener alguna verdad, pero la indignación le sobrepasa. Este es su argumento: “Es como si pretendiera diluir el intimismo de Stendhal, la fuente de su grandeza, en aras de un americanismo aparatoso. Pavese sucumbió al americanismo, yo no. A Pavese puede, pues, calificársele de escritor moderno, a mí no. Yo soy español, un español de los de antes.”

No queda claro a qué se refiere Canetti con lo de “español de los de antes”. Sólo se sabe que Canetti procede de una familia de comerciantes sefardíes. Parece que su apellido viene de Cañete, el nombre de un pueblo de Cuenca.

El apunte concluye sobre el italiano: “Tengo la impresión de que una norteamericana fue la causante de su ruina.”

El paralelismo entre sus diarios y los de Pavese le causa un gran asombro. Concluye ordenándose leer también a sus contemporáneos, pues “uno no puede alimentarse sólo de raíces.”

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