La procesión del Corpus en Lezo
He pasado un par de horas muy amenas en el Museo de Bellas Artes de Alava. Hay cuadros excelentes, sobre todo de pintores vascos y, la misma sede del museo, en el palacete de los Agustin-Zulueta, tiene un gran interés. Quizá el pintor que más me ha gustado ha sido el guipuzcoano Elías Salaverria (Lezo 1883-Madrid, 1952). Son tres las obras de Salaverría que alberga esta colección. Las tres de gran formato. La más impactante en mi opinión es La procesión del Corpus en Lezo, de 1912. Salaverría, como les ha ocurrido a otros artistas de la época e incluso posteriores, ha quedado relegado bajo la etiqueta de "academicista" en aras de lo contemporáneo, lo actual, lo modernito, que en la mayoría de los casos sólo es flor de un día.
Qué gran retratista fue este hombre, qué fuerza y qué energía en sus composiciones. Es magistral también su interpretación de lo vasco, de la religiosidad de los vascos de muchas generaciones atrás. Nada que ver con lo de ahora. Ahora la religiosidad ha desaparecido de la escena y ha sido sustituida por la idolatría política nacionalista, inspirada en un tipo racista y xenófobo como fue Sabino Arana. Ahí están los retratos de Gu (Nosotros), el Desembarco de Elcano en Sevilla y, en especial, ese magistral retrato de Igncacio de Loyola, que estremece con solo un vistazo, para ofrecernos una idea de la grandeza de este pintor.