sábado, 26 de enero de 2013

Django desencadenado, de Tarantino




Es la primera película completa que veo de Tarantino. Confieso que tenía mis dudas. Ahora me alegra haberla elegido. Es una obra excelente.

La esclavitud es el tema. La esclavitud y la sociedad que la mantuvo. Tarantino ha hecho esta película para satirizar a los traficantes de esclavos, a los dueños de las grandes propiedades y, en general, a la sociedad sureña de los EE.UU. Y lo hace a conciencia, con una eficacia demoledora.

Este es el fondo de la película, la idea que queda bien clara en todo momento. Yo no sé si esto, aún hoy día, siglo y medio después de la abolición, gustará demasiado en muchos sectores del Imperio. Me da que no. En este sentido es una película valiente.

Dos horas y tres cuartos es mucho tiempo para una película. Uno de los méritos de esta obra es que mantiene la atención y no aburre. Pero hay más. Desde el punto de vista visual hay mucho que disfrutar: fotografía, montaje, ritmo, gusto por los detalles. Desde el punto de vista auditivo, lo mismo: diálogos amenos, incisivos y una banda sonora que le da un toque de modernidad o postmodernidad a la obra.

¿Es esta película un western? Podría decirse que es un western tardío. Tiene muchos ingredientes de un western: una pareja de héroes y un montón de malos, pero malos con alevosía; muchos tiros y muy ruidosos, con mucha salpicadura de sangre. Esta debe ser una marca de la casa del director. Hay incluso una utilización estética de la sangre, como cuando salpica sobre inmaculadas flores blancas. Por supuesto, hay un canto al individualismo, al héroe contra todos, a la valentía, al coraje y a la astucia.

El argumento es clásico en el género: dos valientes que van a rescatar a la chica haciendo frente a un sinfín de dificultades. La chica en este caso es una esclava, de tal modo que los malos no son individualidades, que también, sino la sociedad entera.

Mirado con la perspectiva actual es asombroso que hasta hace siglo y medio la esclavitud fuera legal en un país como los Estados Unidos. Esta cifra es muy elocuente. Quizá el progreso moral de la humanidad es mucho más lento de lo que muchos imaginan.

Tarantino se ríe de toda esa gente esclavista, los satiriza sin piedad, y lo hace además con un arte exquisito.


  



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