sábado, 25 de febrero de 2017

Palencia y su bella catedral


La ciudad de Palencia se asienta en un llano al este del río Carrión. El trazado del río y los puentes que lo salvan le confieren mucho encanto. A ello hay que añadir que se trata de la ciudad de España con mayor superficie ajardinada.

La mañana de viernes en que la visito, las calles más céntricas están tranquilas y el tráfico calmado. He dejado mi vehículo junto al río y me he acercado hasta el centro dando un agradable paseo. Una vez alcanzado el Puente de Hierro me he desviado hacia el parque de Isabel II y, una vez allí, he tomado la calle Mayor, alargada y peatonal, que recorre la Palencia histórica.

En la Oficina de Turismo me han facilitado un plano sobre el que me han detallado las visitas más interesantes. Luego, aprovechando la mañana fría pero soleada, he deambulado por la plaza Mayor, de amplios soportales, y he visitado también el mercado de abastos. A la salida he pasado frente a la impactante e historiada fachada de la Diputación. Al ver la suntuosidad del edifico he pensado: “Menudo poderío. Como para ponerse a suprimir las Diputaciones.”



La iglesia de San Francisco, próxima a la plaza Mayor


Uno de los bellos puentes sobre el río Carrión

Poco a poco, en zigzag, me he ido aproximando a la catedral. Antes he contemplado otros dos puentes de interés: el Puente Mayor y el Puentecillas. Tenía interés en visitar el museo dedicado al pintor Díaz Caneja, gran paisajista de Castilla, pero sólo abren por la tarde.

Para cuando llego a la catedral  sólo dispongo de tres cuartos de hora para visitarla porque cierra a la 1.30. Pese a ello me animo a hacerlo y creo que es la mejor decisión que he tomado porque la catedral de San Antolín me ha sorprendido y maravillado. Me habían hablado mucho de su belleza pero la visita ha superado mis expectativas.


Aunque sus orígenes son muy antiguos, pues se levanta sobre varios edificios anteriores que se remontan a la época visigoda y a la románica (tal y como puede apreciarse en la cripta), la seo palentina se levanta en el siglo XIV en estilo gótico. Como su construcción se dilata en el tiempo los elementos decorativos que la integran van asimilando los sucesivos estilos históricos: renacentista, barroco y neoclásico.

La apariencia exterior sólida y maciza no deja intuir la riqueza  y la belleza de las obras de arte que alberga en su interior. Más de veinte capillas, a cual más hermosa, la intregran. La única torre tiene un aire militar apenas adornada con pináculos y la espadaña.

La catedral de San Antolín es de planta de cruz latina, pero, como dispone de doble crucero, se le puede calificar como de planta de cruz patriarcal.





Retablo del altar mayor

Esta mañana de finales de enero no hay demasiados visitantes, pero hay unos que no son habituales: los bomberos. Cuando llego trajinan en lo hondo de la cripta, que ha sufrido una inundación debido probablemente a una crecida de las capas freáticas del vecino río Carrión.

El caso es que se he echa el tiempo encima y, cuando me dispongo a encaminarme hacia la puerta, diviso a un grupo que realiza una visita guiada. Como veo que al grupo se le abren puertas para mí inaccesibles decido unirme a él. Enseguida descubro que el guía no es un guía cualquiera, sino un especialista con una erudición asombrosa. Está explicando los detalles del retablo mayor. Su alocución no sólo es amena sino que está expresada con tal pasión que uno no puede menos que escucharle con arrobo.

Detalles renacentistas en una de las capillas


Escaleras de acceso a la cripta y bóvedas románicas

Al cabo de un rato descubro que el grupo al que me he acoplado no es el de la visita guiada oficial, como yo pensaba, sino que se trata de gentes relacionadas con el arte venidas expresamente de la capital. Miel sobre hojuelas. El guía, cuyo nombre ignoro, se autocita en varias ocasiones y nos lleva de aquí para allá, sin darnos una tregua, y un poco atosigado por el encargado de las llaves, que no ve llegar el momento de despacharnos para irse a comer.






Apenas damos un paso sin que el guía esboce una explicación. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto durante la visita a un edificio histórico. Pasadas las dos de la tarde, casi a empujones, abandonamos la catedral. El hombre aún nos regala detalles sobre el exterior de la misma. De la misma forma que me he incorporado al grupo lo abandono. Ahora tengo por delante un par de horas en que todo está cerrado, así que compro algo para comer y me siento en un banco a descansar. A siete kilómetros de Palencia se encuentra la iglesia mozárabe de San Juan de Baños. Una oportunidad única de conocer este edificio que no voy a desaprovechar.