Marta Etura y Nene, protagonistas de la película
He disfrutado mucho con las dos horas de
esta película, en mi opinión, a la altura de otros buenos trillers que ha
producido el cine español en los últimos años, como La isla mínima o El hombre
de las mil caras.
Creo que la excelencia de esta película se basa en la sabia combinación de varios ingredientes, dos fundamentales. El
primero, el escenario (el valle del Baztán y la cuenca del Bidasoa), que los
tengo aquí al lado, los conozco y me encantan. El segundo, una fotografía y una
puesta en escena excepcionales. Desde los primeros planos el espectador se ve
envuelto en una seductora atmósfera de luces apagadas, lluvias, nieblas,
bosques, piedras, arroyos...
Pero hay otros factores, como el propio
argumento de la obra. Como yo no he leído las novelas de Dolores Redondo todo
ha sido una novedad. Me ha parecido interesante ese contraste entre el pasado y
el presente que late en el fondo de la trama y que (por razones que aquí no cabe analizar) se ha producido muy agudamente en esta parte de la geografía navarra.
Marta Etura, la actriz protagonista,
hace un trabajo excelente en el papel de la inspectora Amaia Salazar, con una
interpretación sobria, contenida, alejada de cualquier histrionismo. Me ha
gustado también el trabajo de su ayudante, el actor Juan Librado Nene.
Por descontado, hay que destacar la dirección de Fernando García Molina. Es la primera película suya que
veo pero confío en que no será la última.
Lamentar por último el boicot que
algunos han recetado sobre esta película, un boicot totalmente inmerecido en mi
opinión. Si hay que salir al paso de las declaraciones ofensivas de cuatro
cretinos hágase en el lugar que proceda y exíjanse las responsabilidades
políticas que sean necesarias (que yo sepa hasta la fecha no ha dimitido nadie).
Lo que no es de recibo es cebarse en la propia excelencia, porque no abunda
tanto como para prescindir de ella.
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