viernes, 4 de agosto de 2017

Lences y Castil de Lences, dos bellas localidades de la Bureba



 El puente medieval de Lences, sobre el río Castil

He dejado para otra ocasión la visita a varias cosas solariegas en Salas. La jornada, tras el paseo matinal por Poza de la Sal, está resultando muy intensa.

Me dirijo a Lences, a unos pocos kilómetros, atraído por el renombre de su iglesia de Santa Eugenia y por el puente medieval. En cuanto atravieso el puente nuevo, casi pegado al viejo, aparece la iglesia. Es un paraje, a la entrada de la localidad, con mucho encanto. Está situado junto al río Castil, a la sombra de un grupo de árboles frondosos. Puede verse también un molino y una bonita caída de agua. Un lugar ideal para descansar un buen rato a la sombra.

 La iglesia de Santa Eugenia, de origen románico


 Portada románica de Santa Eugenia


La iglesia es de origen románico y conserva una bella portada de ese estilo. La portada, con esculturas medio desfiguradas por el paso de los siglos, está protegida por un bello porche. En una de las fachadas hay un escudo notable, pura filigrana y bien conservado. En la página web de la localidad (muy recomendable) pueden verse imágenes de su interior.

El puente medieval sobre el rio Castil es de “perfil de lomo de asno”, de un solo ojo y está empedrado. Por él pasaba la antigua Cañada Real.




Para la próxima visita me apunto un paseo de medio kilómetro hasta un mirador, que ha sido habilitado por el Ayuntamiento, desde el que se disfruta de excelentes vistas sobre la Bureba y alrededores.
Fachada del monasterio de Castil de Lences y la fuente con el agua que cruza la calle 

Termino el día acercándome hasta Castil de Lences. Como su nombre indica, en sus orígenes –a finales del siglo IX- fue un asentamiento que cumplió funciones defensivas (castro, castillo, castil) tras el repoblamiento de Poza de la Sal. En 1282 todo cambió con motivo de la fundación del monasterio de La Asunción que aún hoy continúa activo. Este gran edificio se levantó en el solar que ocupaba el ya inservible castillo. En él residen monjas clarisas.

A las 4 de la tarde comienza el horario de visitas. Espero unos minutos en la plaza vecina. Tenía interés en ver el claustro, que es del XIV, pero sólo me permiten visitar la iglesia, en la que destacan las bóvedas góticas ojivales.



En unos pasos me acerco hasta la iglesia de Santa María la Mayor, templo de una nave y dos capillas, con portada románica y una esbelta espadaña. El porche y la sacristía fueron añadidos a finales del XVIII. Me asomo también al cementerio.

El pueblo es muy agradable de pasear. Hay una fuente de piedra donde brota un manantial que luego, por diversas canalizaciones, se desliza por las calles. Todo aparece muy cuidado, limpio y en buen estado de conservación. Hay muchas flores y se escucha el murmullo del agua.

Iglesia de Santa María la Mayor, su espadaña y una ventana románica

A 800 metros del casco urbano se puede visitar un monumento rupestre dedicado a la Virgen de Manalagua.