jueves, 15 de marzo de 2018

Hacia el final del invierno en Peñas de Aya


Retroceder unos pasos para saludar a las yeguas. Panzas hinchadas, largas crines, andares pesados. Criadas para criar. Se acercan por si tienes algo para ellas, un mendrugo de pan tal vez. Pobrecillas, tan mansas.



Saltos de agua que vienen por la ladera, pasan por debajo del camino y continúan por la pendiente, en un largo y fino hilo que atraviesa el bosque. Agua poderosa bajo su apariencia delicada. Discreta y sonora, siempre decidida a llegar a su destino.

                                                   *

                    ¿A qué hora empieza el concierto de las ranas?



El gran árbol caído durante los temporales, de hechuras grandes y apretadas, troceado para despejar el camino.


Primeras florecillas silvestres en los bordes del camino. Moradas, cabizbajas, marginales.


Un caserío abrazado
por dos grandes
mimosas en flor.
Qué embriaguez
al abrir las ventanas.


*

                                                El viento frío
arrecia en el collado.
Es un alivio
meterse
ladera abajo.



En Aiako Harria, marzo de 2018.