sábado, 19 de septiembre de 2020

Fiesta en el jardín


Es terrorífico pensar que Dios haya creado al hombre “a su imagen y semejanza”.

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La naturaleza da miedo, pero el hombre da pánico.

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El abismo. “Ví entre lágrimas la faena del gitano (Rafael de Paula) a un toro de Bohórquez… ”, le contó el escritor José Bergamín al editor Manuel Arroyo-Stephens. --Supongo que esto puede entenderlo algún aficionado a la tauromaquia, pero no creo que haya muchos no aficionados que lo entiendan. Hace tiempo que se abrió un abismo cultural que se lo tragó todo.

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Primer rocío del año,

fiesta en el jardín.

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4 comentarios:

  1. Soledad Carvajal21/9/20 14:54

    Disculpe, no creo que se haya abierto ahora ningún abismo cultural. El abismo estuvo siempre ahí, entre el progreso, la evolución del pensamiento y de los sentimientos por un lado, y la barbarie estática por el otro. Civilización, frente a atavismo, visceralismo, y emociones primarias/primates. Ese es el abismo.

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  2. Seisdedos21/9/20 17:57

    Su comentario es un ejemplo del abismo cultural y moral al que me refiero. Usted se limita a poner unas etiquetas políticamente correctas y a condenar al que no piensa como usted. Usted nunca entenderá la emoción de Bergamín, ni comprenderá la tauromaquia, porque su estrechez moral se lo impide. Dígame, ¿es usted vegetariana? Si lo es tiene todo mi respeto, si no lo es permítame decirle que es hipócrita.


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  3. Soledad Carvajal21/9/20 21:53

    Disculpe de nuevo, pero no es así. Yo comprendo que Bergamín pudiera sentir aquellas emociones, claro que sí. Lo que ocurre es que uno no puede permitirse TODAS las emociones, ni todos los medios de obtenerlas. A veces, es necesario hacerse violencia en aras de un bien superior.

    Un viejo amigo me confesó un día que solía tener sueños y fantasías de violación, que aquello le excitaba enormemente. Pero que jamás llevaría a cabo su fantasía y que renunciaba radicalmente a su excitación porque sabía que no es correcto, que no está bien llevarla a cabo. En nuestras sociedades infantilizadas, consumidoras de placer y concesivas hasta las náusea, se ha llegado a creer que las renuncias son sacrificios inaceptables y violentos. Nada más lejos de la verdad. No es una "etiqueta moral", sino un bien moral, el no causar daño físico a otros seres vivos dotados de un sistema nervioso similar al nuestro. Y Bergamín debería haber reconocido sus emociones y, de inmediato, tener el valor de renunciar a ellas.

    Y sí, evidentemente, soy vegetariana.


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  4. Seisdedos22/9/20 09:35

    Como le dije, le felicito por su vegetarianismo.
    La taurofilia, desgraciadamente, no fue lo peor de Bergamín. Escritor interesante por otra parte.

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