domingo, 9 de marzo de 2025

El secretario de Estado del Imperio













Este señor, con su cruz de ceniza en la frente, su banderita de los Estados Unidos en la solapa y su corbata trumpiana, es cubano, o de origen cubano, y ocupa el cargo de secretario de Estado norteamericano. Se llama Marco Rubio. Qué recuerdos más entrañables me ha traído el ver su cristiana imagen en el periódico.

El miércoles de ceniza era una de mis fechas preferidas en el colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana. Ese día, a media mañana, nos sacaban de las tediosas y frías aulas para llevarnos a la capilla, donde nos ponían en fila y un cura nos marcaba la frente con ceniza a la vez que murmuraba –muy rápido porque la fila era muy nutrida–: “Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris”, lo que equivale a “Recuerda, hombre, que eres polvo y al polvo volverás”. En realidad, creo que lo de homo no lo decía pues, al fin y al cabo, sólo éramos chiquillos de diez o doce años.

A mí esta frase siempre me pareció el colmo de la sabiduría. Procede del Génesis, cuando Dios expulsó a Adán y Eva del Paraíso. Creo que para aquella época ya tenía la intuición de que la condición humana no era demasiado boyante o tal vez era que me aburría bastante en el colegio y esta iniciación a la Cuaresma suponía un ameno cambio en la rutina escolar.

Me ha gustado ver a todo un secretario de Estado norteamericano lucir esa cruz en su despejada frente. Quizá sea un poco exagerada de trazo (a nosotros nos las hacían más pequeñas, casi inapreciables), pero le honra el exhibirla sin complejos. Ya iba siendo hora de que los políticos se expresaran sin disimulos ni fingimientos. A partir de ahora el planeta ya sabe a qué atenerse con la Administración Trump, o al menos con parte de ella.

Ahora al señor Rubio le tocará cumplir los preceptivos cuarenta días de ayuno y abstinencia, salvo que recurra a las famosas bulas o exenciones que, si no estoy mal informado, se pueden adquirir en cualquier parroquia por un módico precio. Sobre este último asunto no puedo opinar con conocimiento de causa porque si bien mi colegio era católico, apostólico y más bien francés, mi hogar familiar tiraba más a laico y en él no se incurría en este tipo de prácticas.

Yo no pierdo la esperanza de que, transcurrido este periodo penitencial podamos ver al señor Rubio vestido de nazareno, con su capirote y su túnica. Sólo espero que, este fervor religioso, se mantenga en unos cauces pacíficos y no vayamos a tener una guerra de religiones. Que estas cosas se sabe cómo empiezan pero no cómo terminan.


(De la serie RETRATOS CONTEMPORÁNEOS)




No hay comentarios:

Publicar un comentario