viernes, 7 de diciembre de 2007

La vía del "quietismo". E. de La Boétie

Etienne de La Boétie, el joven amigo de Michael de Montaigne, veía la pasividad de las poblaciones con respecto a sus dirigentes como un vicio, primero adquirido y posteriormente heredado, una "obstinada voluntad de ser gobernados" que llega a estar tan arraigada "que incluso el amor a la libertad no parece del todo natural". En 1549 escribía:

"Es increible ver cómo la población, una vez que ha sido sometida, cae de repente en un olvido tan profundo de su independencia anterior que le llega a ser imposible despertarse y recuperarla: de hecho, se apresta a servir tanto sin que la inciten, tan libremente que, al verlo, uno diría que no ha perdido su libertad sino ganado su servidumbre. Quizá sea cierto, de entrada, que uno sirve porque ha de hacerlo, porque le obligan a ello, pero quienes vienen después sirven sin que les pese, y por su propia voluntad hacen lo que sus predecesores hicieron bajo coacción. Resulta así que los hombres, nacidos bajo el yugo, criados en servidumbre, se contentan con vivir como nacieron... adoptando como su estado natural las condiciones bajo las que nacieron".

Bien dicho, Sin embargo, La Boétie se equivoca en un aspecto importante. Las alternativas no son la plácida servidumbre por un lado y la rebelión contra la servidumbre por el otro. Existe una tercera vía, elegida por millares y millones de personas todos los días. Es la vía del quietismo, de la oscuridad voluntaria, de la emigración interior.

J.M. Coetzee
Diario de un mal año
En ABC.