lunes, 12 de mayo de 2008

Cazabombarderos


El turista rueda con su utilitario junto a las Bardenas, al sur de Navarra, a media mañana. El cielo está cubierto de nubes. De pronto observa atónito el vuelo rasante, vertiginoso, atronador de un cazabombardero. Entonces recuerda que aquí hay un polígono de tiro militar. Le recorre un escalofrío pero no puede evitar un sentimiento de admiración por el poderío y la belleza que desprende la máquina. Un minuto después, en la misma trayectoria, aparece un segundo avión de combate. Al minuto siguiente un tercero y, finalmente, un cuarto. El turista está anonadado. En su vida había visto algo semejante sobre su cabeza. Esas máquinas tan terribles y tan bellas en su diseño y perfección técnica. La idea de que esos aviones se utilicen contra seres humanos le repugna, le hace sentirse una hormiga impotente. Siente un desasosiego futurista y una repugnancia desoladora. El turista se pregunta en qué clase de mundo le ha tocado vivir. Unos pocos kilómetros adelante, en mitad de un campo verde de cereales, observa a una docena de trabajadores, con ropas coloreadas, inclinados sobre la tierra, trabajándola con esfuerzo. Esta última estampa le conforta un poco el alma y pone una nota de humanidad en la ferocidad tecnológica cuyo paso veloz acaba de contemplar.