martes, 15 de julio de 2008

Julio Larraz, realismo al día


Madame Rosa

En el hotel Bellevue de Biarritz hay una gran sala, con enormes ventanales que se abren sobre el Cantábrico, repleta de mesitas con fichas y tarjetas. Todo dispuesto para un gran campeonato de bridge.



En unas salas laterales puede verse -previo pago de seis euros- una magnífica exposición, que los críticos llaman realista -pero no lo es tanto-, del cubano Julio Larraz. Una escenografía de luces sobre un fondo oscuro que resalta los lienzos. Admirable versatilidad francesa.


On the shores of Csavianca

Larraz, nacido en Cuba en 1942, hace una propuesta fascinante de los que puede ser el realismo hoy: una mezcla de lirismo, plasticidad, ironía, estilo y glamour. Con un toque surrealista, naturalmente.

Alegría y libertad de la pintura: luminosidad y colorido tropicales, encuadres cinematográficos, sutiles guiños al espectador, fascinación por el poder, los hombres encorbatados de trajes grises, las mujeres opulentas, aviones, coches blindados, guardaespaldas.


All Honorable Man

Y también veleros y ventanales sobre mares azules, bodegones de frutas, escenas de tauromaquia, fragmentos de cuerpos en trances amorosos, paisajes inquietantes, retratos de personajes a los que uno se aproxima con recelo.

Larraz abandona Cuba, con su familia de editores y periodistas, a los diecinueve años. Se instalan en Miami, luego en Nueva York. Trabaja en el periodismo gráfico. Estos hitos biográficos pueden rastrearse en su obra.


Mr. War

Y luego, Biarritz, un sábado lluvioso de verano, donde el paseo es una fiesta, entre la multitud.

Fotos: © Julio Larraz, courtesy Marlborough Gallery, New York.