Esta es una exposición anecdótica con pretensiones, muchas pretensiones.
En la Tabacalera donostiarra. Veinticuatro artistas sudamericanos. Obra desde los años 60 perteneciente a la colección Daros-Latinoamérica.
Uno de los artistas, Julio Le Parc, asegura estar “contra la obra de arte como objeto de valor”. De la carencia de valor quedan pocas dudas después de visitar esta exposición.
Tiene cierta amenidad, eso sí. Pero es una amenidad de parque temático: a ver cuál va a ser la próxima ocurrencia de estos “artistas”.
Un taladro con una bailarina en el lugar de la broca. Un video con dos loros, macho y hembra, que se pelean y que dicen: guerra y paz, respectivamente. Las huellas que unos monopatines dejan sobre una gran chapa (supuesto homenaje a Pollok). Un ataúd construído con piececitas de lego. Un par de piedras en bronce para tirar a la policía… Y en esta línea.
Yo no sé dónde está el “compromiso con la realidad”, ni sé qué se quiere decir con este término tan manido como poco esclarecido.
El conceptualismo, por otra parte, ya me aburre. Y todavía me aburre más toda la parafernalia explicativa y teórica con que se adorna este ya más que veterano movimiento.
Si esta es la línea artística que van a ofrecernos las instituciones culturales vascas en el futuro y millonario centro de Tabacalera apaga y vámonos… a la playa.
