miércoles, 24 de septiembre de 2008

Amor, K. Mansfield

No somos ni hombres ni mujeres, somos un compuesto de ambos. Escojo al hombre capaz de desarrollar y ampliar lo masculino que hay en mí; él me escoge para ampliar lo femenino que hay en él. Para "completarnos". Sí, se trata de un proceso (...) Y si escojo a un hombre determinado para este fin en vez de a varios, es por seguridad. Nos unimos en un círculo que es, por así decirlo, un muro contra el mundo exterior. Es nuestro refugio, nuestro asilo. Aquí no se recurre a los engaños de la vida. Aquí se da la seguridad que nos permite crecer.
¡Vaya, hablo como una niña!

KATHERINE MANSFIELD, Diario