Vistas de Hondarribia, el Jaizkibel y la propia Hendaya desde el puerto viejo de esta última, durante un breve paseo bajo la lluvia, a las 4 de la tarde, en compañía de mi pequeño perro -que detesta la lluvia- la cámara del movil (la otra está en el taller) y un paragüas casi inutil. Parece que el otoño viene muy animado.
Me encantan los perros pequeños, con o sin pedidrí, a los que yo denomino con todo cariño, "cilíndricos", porque es la forma de su torso y abdomen. Y si son de pelo corto, me gustan más aún.
ResponderEliminarAquí... soñando...
ResponderEliminarGlo,
ResponderEliminarA mí también. El mío es así, cilíndrico, aunque tiene el pelo largo. Tiene también una historia callejera y dramática. A ver si un día subo aquí unas fotos...
Mertxe,
Casi no puedo resistirme a fotografiar estos días grises.
Pues te diré, a estas alturas de nuestra relación epistolar, que dos cosas de dos blogs me ataron a ellos. Tus azules y tus grises: esa melancolía suave que se envuelve todas tus imágenes y que a mí me lleva a participar de ellas como si estuviera allí, mirándolas por ti. Creo que en ese 'traslado' estaría la mejor prueba de que conoces a la perfección la impronta que vas a dejar en los que miran tus fotografías.
ResponderEliminarEl otro blog es Vizcayado. En ambos blogs también he encontrado una prosa sobria y elegante, que dice lo que tiene que decir sin florituras innecesarias.
Desde el Mediterráneo, saluditos otoñales.
Gracias, Mertxe. Como te decía es mi cámara la que elige. Además, es lo que tengo a mano. Uno decide a partir de sus propias sensaciones. Luego ocurre la feliz coincidencia de que éstas impacten en la sensibilidad de otra persona.
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