En contra de lo previsible por la razón política, el gobierno de la nación no parece estar sufriendo un desgaste excesivo debido a la crisis económica que nos golpea. Por el contrario, el gobierno socialista parece haber convencido a la ciudadanía (medios no le faltan, ni le sobran escrúpulos en utilizarlos) de que esta crisis –que amenaza con arruinarlo todo- es algo que, en primer lugar, viene de fuera, del extranjero, de los Estados Unidos en concreto y, en consecuencia, no se podrá superar hasta que no acaben con ella en su lugar de origen.
Este gobierno, en segundo lugar, al margen de ocurrencias esporádicas y oportunistas (bombillas, cartelería, propaganda, etc) carece por completo de un plan anti-crisis y ni siquiera se ha tomado la molestia de elaborar unos Presupuestos acordes con la situación.
En vista de ello todos los gobiernos autonómicos han decidido imitarle en los dos puntos anteriores, de tal forma que, en primer lugar, se cruzan de brazos hasta que Madrid no resuelva el problema y, en segundo lugar, continúan derrochando el dinero con la donosura que les caracteriza.
En suma, una vez más, el pueblo español parece haberse sumergido en su tradicional y acostumbrado fatalismo (dicen que es una herencia árabe) del que por un momento (sin duda un espejismo) parecía haber salido. En Europa continúan contemplándonos con asombro. Antes por nuestro espectacular crecimiento. Ahora por nuestra deslumbrante caída. A estas alturas ya están convencidos de que lo nuestro es una especie de trastorno bipolar.
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Y para nuestra desgracia, encima, la oposición está hecha unos zorros.
ResponderEliminarY las autonomías, para qué contar lo que pasa en las autonomías. El invento de la Transición: para disimular los privilegios de País Vasco y Navarra y para confundir a los catalanes y su proyecto expansionista. En ambos casos, la emigración de otras partes de España fue el motor imprescindible que necesitaron los empresarios vascos y catalanes para desmarcarse del resto del Estado. Nadie hablaba en España de los inmigrantes entonces, ni ahora, todos hablaban y hablan del "espíritu emprendedor" de vascos y catalanes.
España y sus autonomías es el espejo de nuestra vida o de nuestra falta de vida. O espabilamos o no saldremos del pozo jamás. Es cierto: no estamos ante una crisis coyuntural. El Estado español hace aguas y la ciudadanía, en lugar de arrimar el hombro, tirará cada una por su lado, como hizo siempre, en coyunturas parecidas.
Ya lo dijo Maquiavelo, en El Principe: "Porque de los hombres puede decirse generalmente
que son ingratos, hipócritas, temerosos del peligro y ansían
realizar ganancias. Mientras se les ofrece beneficios y el peligro es remoto, son adictos, ofrecen su caudal, vida e hijos, pero cuando se necesita su sacrificio y el peligro está cerca, se rebelan."
Abrazos.
Tenía este párrafo dedicado a la oposición, que había sacrificado en aras de la brevedad:
ResponderEliminar"El hecho de que la oposición política haya decidido, tras perder hace un año las elecciones, renunciar por completo a su papel (que no es otro que el de controlar al gobierno), no hace sino agravar la situación."
Cada vez que oigo decir que no hay que tocar la Constitución más que para cambiar la transmisión de la Corona se me abren las carnes.
Cuando murió aquel señor tan mayor que nos tuvo presos de una inacabable posguerra, hubo mucho peligro. No sé hasta qué punto el peligro era real, o, al menos, potencialmente real, lo cierto es que así se percibía. Todo acabó con el tradicional lavado de cara, lo viejo fue reciclado en nuevo aunque sus grietas fueran innumerables, y aumentando, y todas ensanchándose además. Ruptura vs. transición era el fantasma que recorría España. Fue Transición. Fue, en realidad, continuación. Más de lo mismo, un más rebautizado, pero más de lo mismo sólo que corregido y aumentado.
ResponderEliminarY así nos va. Hoy podemos decir que el patético corolario de esta situación se llama José Luis Rodríguez Zapatero. Once millones de almas emocionadas y agradecidas le han votado por segunda vez. ¿Habrá una tercera? No me extrañaría nada... nada... nada...
Esto se está empezando a poner más que serio, Mertxe. A la crisis política, que nadie quiere reconocer, y que exigiría meterle un buen meneo a la Constitución, se suma el desastre económico.
ResponderEliminarGobernar sin oposición se ha convertido en la meta del partido gobernante. En el País Vasco tiempo ha que se funciona así. Eso tiene un nombre que algunos sabemos y otros, la mayoría a lo que parece, prefieren callar.