martes, 3 de febrero de 2009

Irresponsables (y demagogos)

El uno promete el pleno empleo y, en menos de un año, consigue un millón más de parados. Actúa como si el problema no fuera con él, como si la crisis económica fuese un temporal de invierno. Está esperando que Obama le resuelva los problemas. Y aquí no pasa nada.
El otro lleva años machacando con lo del “derecho a decidir” (como si no se celebrasen elecciones), pero él no decide nada. Gobierna como si la crisis económica no existiese. Está esperando que Madrid le resuelva los problemas. Y aquí tampoco pasa nada.

10 comentarios:

  1. Si he identificado bien al segundo, hay un tercero que se mueve en la esfera territorial del primero que, desde su ventana, nos dice cosas y más cosas, y luego, en sus autonómicas sucursales dice otras muy distintas. No juega, no mueve más fichas que las que su indolencia y decrepitud moral, y por pura inercia, desplaza.

    Ayer escuché por primera vez lo que y lleva sonando muchísimo en mi cabeza: argentinización. También me leí algunos periódicos franchutes que hablaban de una posible retirada de Alemania del sistema euro. Quizás, quizás... de la Comunidad.

    En cuanto a ese primero, creo que somo muchos los que supimos, nada más ver su carto por primera vez, que era lo que es.

    Jolines, qué alivio con estos desahogos...

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  2. Veo que entras en harina, Juan Luis. Y andáis, tanto tú como Mertxe, sin querer decir nombres. Sólo nombráis a Obama, pero como está tan lejos.

    El uno, el otro, el de aquí, el de allá.

    Creo que lo más importante que se dirime en estas futuras elecciones autonómicas, por encima de cualquier otra cuestión, que podríamos comentar cuando queráis, es si el PNV sigue o no en el matxito. Esto es todo. Yo creo que debería dejar paso a otro u otros. Sería bueno para todos, para ellos y para nosotros, para los de arriba y para los de abajo, para los de aquí y para los de allá. Sería bueno porque sería como abrir unas ventanas que llevaban mucho tiempo cerradas. Sería bueno porque oxigenaría, por un momento siquiera, lo viciado de los sitios por donde estos señores se llevan moviento tantos años en soledad. Y la soledad del poder, como cualquier soledad, hay que airearla de vez en cuando. Y a los próximos, pues si llegan, cuando lleguen, también les daremos. Es lo único que nos dejan hacer.

    Abrazos.

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  3. Mertxe,
    me alegra saber que no fui el único en quedarse horrorizado la primera vez que escuché al "uno". Mis temores de entonces se han confirmado plenamente.
    Respecto al tercero, pobrecito guevón, le quedan un par de telediarios. Lo cual que tenemos uno para rato.

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  4. Pedro,

    salvo que decidan hacerse el harakiri, que no creo y, además, es pecado, los aranistas van a seguir de una forma u otra. Yo lo tendría en cuanta si fuera a votar.

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  5. La política viene a ser como el sexo: es difícil abordarlo sin caer en la obscenidad y el cinismo.

    Un saludo.

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  6. Es posible Glo, pero ello no debe ser obstáculo para intentarlo, en ambos casos.

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  7. La política se puede definir en función de si vives de ella o si la ves desde fuera.

    Ambas perspectivas son muy pero que muy distintas. Y el caso es que se supone que se necesitan mutuamente.

    Quien está dentro se pone las gafas de su fidelidad, de su vasallaje, de su pleitesía y todo lo convierte en una búsqueda ansiosa y permanente de respuestas para la siguiente pregunta: ¿por qué seré tan rematadamente mediocre haciendo lo que hago?

    Quien está fuera lo ve como un juego de intereses entre los que viven de la política y que, de paso, le rebotan a él. Todo su afán se reduce a lo siguiente: ¿a quién voto que me perjudique menos?

    En el País Vasco cada vez tengo más claro (las convicciones que me rondan y que no me puedo quitar de encima ni a garrotazos) que lo que entendemos por España (poder político, Madrid, Estado, ellos) ha colaborado muy decisivamente, muy principalmente, casi, casi de la mejor manera que podía hacerlo para que la gran masa de población inmigrada históricamente (desde finales del XIX, pasando por mediados del XX) y que constituye una mitad larga de población vasca actual, sin contar con los mestizos, se haya sumado de manera indeclinable a las posturas nacionalistas. Y por algunas de las siguientes razones (son todas las que cito más algunas que no cito):

    1. Su no comprensión del llamado "problema vasco", donde han confundido lamentablemente una reclamación cultural legítima con lo que a la postre no ha sido más que la coartada de una élite urbana y profundamente españolizada por hacerse con el poder local y mantenerlo de por vida: que se lo pregunten a todos los jerifaltes del PNV que no tienen ni puñetera idea del euskera ni falta que les hace: Josu Bergara, Iñaki Anasagasti, Xabier Agirre, etc., etc., etc.

    2. El acomplejado mundo del inmigrado, al ver que desde su lugar de procedencia ni se le recuerda, ni se le reivindica, ni se le entiende, ni se le espera: en los pueblos de España donde se marcharon los emigrantes al País Vasco (y a Cataluña), si alguna vez se ha reflexionado sobre lo que supuso la gran marcha de población en los periodos arriba consignados, que lo dudo, supongo que, cuando menos, se ha sentido, lógicamente, con desahogo y con complacencia semejante ahuecamiento del territorio, donde todo el mundo que quedó pudo vivir mucho más cómodamente con el tiempo, lo cual ha redundado en el distanciamiento entre quien se va y quien se queda, distanciamiento reforzado luego desde País Vasco y Cataluña, que con sus nacionalismos respectivos lo primero que hacen es marcar distancias con lo que ellos llaman (esquizofrénicamente también) España.

    3. Desde el poder político en España, y desde su profunda ignorancia del proceso de la emigración interior, verdadero configurador de la historia contemporánea española, siempre se ha tratado a País Vasco y Cataluña, al menos desde que en estos territorios gobiernan los nacionalistas respectivos, como manifestaciones seculares de voces ancestrales, oprimidas, que intentan liberarse del yugo opresor español, con lo cual, automáticamente, la gran masa de sus inmigrados respectivos, verdadera causa del impostado lamento nacionalista, ha permanecido en el más lúgubre de los anonimatos: España y los nacionalismos periféricos han practicado con ella el sandwich identitario que hoy conocemos y que tiene sus más acabados productos en el maketo nacionalista vasco (refinado hasta más no poder: De Juana Chaos, Iglesias Chouzas, López Peña, Alvarez Santacristina, Paredes Manot, etc.) o el charnego nacionalista catalán (Carod Rovira, Ridao i Martín, Carretero y por ahí).

    COROLARIO: En la política vasca actual al Lehendakari Ibarretxe le importa un comino para su estrategia, es más lo usa con fruición, el recurso a los frentismos y decir que el nacionalismo vasco tiene que hacer frente, como una piña, en su conjunto, al invasor español. En el bando opuesto, Patxi se afana por marcar distancias con el PP, porque piensa que hacer un frente como en el 2001 le traerá malos resultados, y que será mejor no hablar de frente español, porque saldrían perdiendo. Entonces prefiere no hablar de identidades, decir que en el País Vasco cabemos todos y demás.
    ¿Por qué el frentismo vasco vale para el nacionalismo y el frentismo español no vale para el constitucionalismo? Mi respuesta es: porque la identidad funciona, siempre y cuando hablemos de identidad vasca. Porque la identidad que no se considera nativa, que no comulga con el nacionalismo sigue padeciendo complejo de culpa, verguenza, sigue sintiéndose incómoda consigo misma.
    Franco, y el nacionalismo español exacerbado, han tenido mucho que ver en todo esto, evidentemente, y de los rescoldos de aquel fuego sigue viviendo el nacionalismo vasco.

    Superar ese complejo, para los no nacionalistas en el País Vasco, pasa por construir su propia identidad. Yo la llamo identidad maketa. Lo siento Juan Luis, tenía que decirlo.

    Abrazos.

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  8. Pedro, interesante tu aportación, como siempre.
    En relación a la pregunta que planteas en tu corolario, te planteo yo otra:
    ¿Te imaginas lo que estaría pasando, camino de los cuatro millones de parados, si en lugar de gobernar la izquierda lo hiciera la derecha?
    Respuesta: en España hay mucho carca y mucho progre, pero demócratas hay más bien poquitos. Y la democracia, ay, se construye con un número de demócratas suficiente.
    Saludos.

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  9. Anónimo7/2/09 09:27

    Si la derecha gobernara ahora con eminencias como las que estuvieron gobernando no estariamos camino de los cuatro millones, iriamos camino de los cinco millones.

    Anonimo Garcia.

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