martes, 24 de febrero de 2009

Miradas de Carnaval






Vuelvo a esto. Lo había evitado cuidadosamente durante años. Gracias a Dios ahora no tengo que hacer una crónica. Con los niños, que se ponen en primera fila para ver el desfile. Están de vacaciones y hay que sacarlos de casa. Se quedan como hipnotizados. Dos horas de pie, rodeado de gente ansiosa que empuja y se entromete. Me fijo aquí y allá. Saco la cámara dispuesto a enfocar, inmóvil, entre la multitud. Lo que salga. Como de costumbre me impresionan los txuntxurros con sus cencerros marcando el ritmo de una marcha que evoca algo atávico y misterioso. El resto, salvo los gigantes, es una mezcla de discoteca y baile de salón (muy de moda al parecer). Se advierte cierta improvisación (ha hecho mal tiempo los últimos meses), pero también trabajo y esmero. Hay que ver, cuánto esfuerzo en asuntos vanales. Muchas mujeres, muchos niños, algunas bellezas. Multitud de miradas que se cruzan y, a veces, quedan atrapadas en una imagen.

6 comentarios:

  1. No sé si me gustan los carnavales. Creo que no... Aquí, quizás más diluida, aquí tampoco he podido vencer la sensación de extrañeza. He participado en ellos, nunca disfrazada, ¿para qué si cada uno de nosotros ya lleva un disfraz 'de serie' más o menos visible?, y siempre, al final, yo era como una observadora que mirase de la distancia, a mí misma incluida, ese pretendido volver a la noche [cerrada] de nuestros tiempos.

    Hermoso martes mediterráneo, hoy no hay bruma que enmascare la sierra Litoral, incluso el horizonte es claro y prometedor.

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  2. Es simpático el cíclope. Y está muy bien la última foto. Eres un fotógrafo que capta relaciones entre personas, lo que me parece bien difícil.

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  3. Mertxe,
    Al final el espectáculo me pareció interesante o, cuando menos, entretenido. Tampoco tenía otro remedio...

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  4. Glo,

    Me fascinaba la mujer, pero no conseguía captarla. Luego me fijé que su chico iba y venía, siempre cariñoso. Entonces decidí meterlos a los dos. Una pena que ella no se hubiese girado hacia su derecha, pero ya era muy descarado un enfoque tan largo y yo apenas podía moverme.

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  5. En Getxo tenemos el pasacalles de los Joaldunak de Berango, que son una cuadrilla de amigos que se ponen el disfraz de piel de oveja, con los cencerros atados a la espalda y los cucuruchos en la cabeza acabados en penacho de plumas. Llevan en la mano un plumero y en medio de la cuadrilla va el que lleva todo cubierto de piel de oveja (latxa, por supuesto). Otro vestido de nekazari lleva el cuerno que marca el inicio del desfile y hay incluso un niño pequeño con el disfraz igual que los mayores, sólo que en miniatura.
    Quiere decirse con esto que en Berango han encontrado el chollo esta cuadrilla de amigos, para ir por todos los pueblos de alrededor, y supongo que también de más lejos, a hacer su desfile, subvencionado por supuesto.
    Fui con mi hija mayor, a la que le encantan estos jolgorios, como a casi todos los niños, detrás de ellos un rato. Se pararon en un semáforo y se pusieron a charlar unos cuantos de ellos con unas chavalas guapas (como las de la foto) que había allí sentadas al lado, tomando una cerveza. La cuadrilla de Berangoko Joaldunak (que así lo llevaban impreso en la boina del del cuerno) estuvo decidiendo entonces, pues ya estaban un poco apartados del centro, si lo dejaban ya o seguían. Y dijo el de la boina: venga, hasta aquel bar de allí lo hacemos de propina y luego nos metemos a tomar un pote.
    Mi hija se me quedó mirando, y yo no dije nada: aquellos joaldunak no eran los del monte de verdad, estaba claro, eran unos asalariados más de la identidad vasca. El folklore, a fin de cuentas, no es más que eso.

    Abrazos.

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  6. Pues van a ser unos clones, Pedro. Se agradece la información. "Asalariados de la identidad vasca", un concepto muy ilustrativo...

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