martes, 10 de febrero de 2009

Purasangre de la libertad


Hasta el pasado domingo no conocía a este hombre, Beppino Englano, el padre de Eluana, la mujer italiana que acaba de morir tras dieciseis años en coma.
"Lo decidimos en familia. Vida, muerte, dignidad, libertad. Somos tres purasangres de la libertad. La magistratura ha defendido nuestro derecho. Y no necesitamos oír letanías”
Es una de las entrevistas que más me ha impresionado de los últimos años. Es un consuelo para muchos, entre los que me encuentro, el saber que hay hombres íntegros, capaces de luchar durante décadas por los derechos de los suyos, enfrentándose al todopoderoso Estado y a la meliflua pero implacable Iglesia.

5 comentarios:

  1. Es la historia de nuestra vida, y es la historia de España, y es la historia del País Vasco también, bajo la influencia enorme, inmensa, de la doctrina de la Iglesia católica que nos dice: conformaos con vuestro destino, sed humildes y pasar de puntillas por esta vida; al que le toque sufrir, que sufra en silencio, al que le toque disfrutar, que disfrute sin que se note demasiado. Lo bueno vendrá después, cuando Dios decida llevarnos junto a él y darle a cada uno su merecido. Entonces los pobres se redimirán, y disfrutarán de lo lindo, y los injustos y los malos serán castigados.

    Bonito consuelo. Y pensar que hay toda una institución secular, con una enorme trama de personas que bullen en su interior, que hacen y dicen y rezan basándose en estos postulados... Y que ejercen poder e influencia sobre muchos gobiernos y cabezas coronadas.

    España, en los siglos XVI y XVII (para la historia de la humanidad cristiana fue sólo un momento) dirigió el mundo con la ayuda de Dios y el consejo del Papa. Otros países intentaron sacudirse ese yugo y optaron por desvincularse primero del Papa, era lo mejor que podían hacer para escapar a la influencia de España: Inglaterra, Alemania, los hugonotes en Francia, los puritanos en Holanda. Todos ellos optaron primero por desvincularse de la Iglesia porque la llave de su libertad estaba ahí, en romper las cadenas. España siguió siendo martillo de herejes, luz de Trento mientras hubo oro de America. Y el País Vasco, cuando España empezó a hacer aguas en ese papel, heredó esa doctrina en su integridad, con el nacionalismo vasco, que se consagró a la figura de Ignacio de Loyola, más papista que el propio Papa.

    Es nuestra historia. Abrazos.

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  2. Gracias, Pedro. Perfectamente explicado.

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  3. Sí, yo también lo creo. No tengo nada que añadir a lo ya argumentado por Pedro. Hace tiempo, creo que desde aquel momento en que me dijeron que tenía que ir 'al cole de la monjas' y me agarré una de esas rabietas que hacen época, que no me interesa ni de lejos la religión. Otra cosa es la criba que se hace de un hecho social, de donde se extraen determinados valores que nos han servido, mejor que mal si nos comparamos con otros mundos, para conformar una civilización cuestionadora de sí misma.

    Bravo, Pedro, y de nuevo bravo, Juan Luis, por estos espacios tan estupendos.

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  4. Bueno, Mertxe, este tema ha servido para que, al menos, todo el mundo se retrate. Para mí ha sido muy clarificador.

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  5. Ejemplar, Beppino. Asombroso, ser "demasido laico" es reprochable.

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