Blog del escritor Juan Luis Seisdedos. --Aquí hay de todo. Si estás interesado deberías dirigirte al Índice. --Por arte de birlibirloque algunas fotos han desaparecido. Habría que preguntarle a Google. Yo lo he intentado, pero no contesta.
martes, 4 de agosto de 2009
Lo del tabaco
Después de tres años en vigor ya no hay la menor duda: la ley antitabaco es un cachondeo. No sólo es una ley de muy baja calidad sino que, además, la Administración ha sido incapaz de hacerla cumplir. Ahora el mismo gobierno que la promovió ha emitido un tímido amago de que prohibirá fumar en los lugares públicos. Ya han salido los zascandiles de turno –que son legión- echándose las manos a la cabeza. Asusta ver el sectarismo de tantos comentaristas irresponsables: todo vale contra el gobierno de los otros. Aquí cuando nos ponemos refinados y exquisitos en cuestiones relacionadas con la libertad somos insuperables. Lo que ninguno dice es lo obvio: la libertad de cada cual termina donde empieza la del otro. A nadie se le prohibe fumar, como a nadie se le prohibe soltar ventosidades. Lo que se pide, lo que se exige, es que cada cual lo haga en su propia casa o, cuando menos, donde la pertilencia no alcance al prójimo. No parece que sea pedir demasiado, aunque algunos pongan el grito en el cielo. En Francia, en Alemania, en Inglaterra, ¡en Turquía! no se fuma en lugares públicos. Y no pasa nada. Los que andan estos días con la palabra libertad en la boca son los mismos que se escandalizan cuando se pide la legalización de las drogas, siquiera las blandas, única forma conocida para acabar con el narcotráfico y su secuela de corrupción y muerte.
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