sábado, 26 de septiembre de 2009

Ser o no ser (gótico)


Están muy equivocadas esas voces mediáticas que dicen avergonzarse porque el presidente Zapatero no sabe representar a su país. Yo, por el contrario, considero que si algo hace bien el presidente del Consejo de Ministros es representar a su país.
Lo que esas voces no quieren ver es que España es así: pretenciosa, descortés, confianzuda, friki, gótica. No sabe comportarse, no sabe vestirse, apenas sabe hablar pero abusa de la retórica, carece de sentido del ridículo y está plagada de faltas de ortografía.
La prensa y la opinión de este país ladran pero no muerden.
En muchas ocasiones, además, son de una ingenuidad evangélica. Ahora quieren hacernos creer que todo este asunto de las hijas góticas del presidente ha sido una improvisación de la Moncloa.
Si algo sabe Zapatero es que un político moderno tiene que ser conocido por el público votante o, como dirían nuestros abuelos, lo importante es que hablen de uno aunque sea mal.
De las hijas del presidente se empezó a hablar en los medios de la derecha desde que se hizo pública su presencia en este viaje a los USA. Como si fuera una atrocidad que un hombre viaje con su familia, aunque ese hombre sea el presidente del gobierno. La derecha, cuando no sabe por donde salir, lo hace por peteneras.
En este caso lo único que ha hecho Zapatero es aplicar la ley de la taza y media, con el único fin de acaparar todos los espacios informativos.
Los medios, como las truchas, son voraces. Les tiras un gusano clavado en un anzuelo y se lo tragan hasta el píloro.
Vista la avalancha de críticas por el hecho naturalísimo de que el presidente viaje con su mujer y sus hijas (aquí podríamos discutir por qué esas niñas no están en el colegio, pero esa es una cuestión tangencial), los asesores lo han tenido claro: lancemos ahora el cebo (las fotos góticas de las niñas) y, a continuación, lo retiramos hábilmente, es decir, lo censuramos.
Nada como prohibir para estimular el deseo.
Y he aquí el resultado: todo el país pendiente de una foto, la popularidad del presidente disparada y el personal entretenido y excitado, el estado ideal para atravesar esta crisis tan dura.
A mí lo que me impresiona de este asunto es saber que el responsable de la economía y de la educación de nuestro país considera que sus dos hijas adolescentes pueden ir a una recepción oficial con el presidente de los Estados Unidos vestidas como para hacer botellón y fumarse unos porros en el local de la pandi.
Las niñas puede que tengan que apechugar con esto una buena temporada pero, al fin y al cabo, también se están ganando el pan.
Ya se encargará mamá Sonsoles de explicarles de qué va la política en este país imposible.

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