lunes, 5 de abril de 2010
Arcangues
Este lunes de Pascua, en el centro de Arcangues, han instalado una feria de brocante y no se puede pasar (salvo que pagues cuatro euros). Hay que conformarse con visitar la iglesia y el cementerio, ambos muy hermosos.
La iglesia de San Juan Bautista (1516) es armoniosa y sólida. Tiene una torre ancha, poderosa, dominante. Su techumbre se sustenta sobre columnas de madera. En el interior, dos elementos habituales en las iglesias del País Vasco francés: las dobles galerías de madera y las vidrieras coloreadas. Velas estrechas y largas que apenas logran inquietar la penumbra.
El cementerio, que abraza a la iglesia, es un amplio jardín escalonado que se abre a la extensa campiña, delimitada, en la lejanía, por las cumbres blancas de los Pirineos. Está sembrado de cruces y estelas discoidales. En la losa de piedra de una tumba, una cesta con huevos de Pascua y figuritas de personajes infantiles.
Han pasado cuarenta años desde su muerte y la tumba de Luis Mariano sigue cubierta de flores. Un hombre y una mujer acaban de depositar una gran corona que han sacado de un vehículo cuyo interior está repleto de una amplia iconografía del artista. El culto a LM sigue vivo.
Visita improvisada. Para la próxima: el Teatro de la Naturaleza (1967), con los frescos de Ramiro Arrúe. También el chateau (aunque sea por fuera).
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